-llegaste a MÍ Como El Agua
de un RÍo-
Te acercaste a mí, y a mis ojos, vértice ardiente e inmensurable
Luz en tu lustre, y en la esplendorosa oscuridad, igual que un florilegio,
Manantial arrogante como una eterna caída palpitante, e inolvidable
Fue la cascada que cayó desde la altura de mi vida, y en silencio.
He sido el abismo tenebroso, tocado, herido, por una estrella desolada
Fuiste la noble luz movida en el centro de mis penumbras ciegas,
Dejaste en mí un derroche de sombras, con tu claridad, en la luz agitada
Quedé entre la noche y el día, confundido y en medio mis tinieblas
Te acercaste como el agua de un río, cual cauce desbordan los sentidos
Anduve y estuve ciego de luz, y sombras en ese movimiento acelerado
Llegó a mí, como un fuego encendido, muerto entre brazas de olvidos
Sembró en mi la afabilidad y el placer, hundiéndose en el invierno helado
Llevo sujeto la soledad del invierno, la amé triunfante erguido, con realismo
Se acerco con pausa lenta, con su ilustre palpitar armonizado, a mi amor total
Fui el nivel portentoso, en aquel instante, tras su bello rostro dulce, y sin abismo
Murió la luz bajo mi sombra, se fundió en mi sangre, con una herida arterial.
Ciego quedaron mis ojos, pero cuando te falta un sentido los demás se agudizan.
