Creo que no fue culpa del invierno, que llegó con ese frío que quema los cuerpos por dentro y arrasó todos los besos que habían florecido bajo las sábanas.
No.....no fue culpa del aire gélido que se coló por una esquina de la ventana y nos petrificó el alma y los huesos y hasta las puntas de los dedos, que ya no tocaron nunca más el cuerpo del otro.
No fue la lluvia la culpable de borrar todas las letras de aquel trozo de papel en el que habíamos escrito frases borrachas de amor, surgidas de una noche en la que el vino puso la música y las velas la inspiración.
No sé quién fue el culpable de que los besos se perdieran en el aire, de que las caricias se esfumaran como el humo y de que mis ojos no encontraran tu mirada…..
sólo sé que en esta tarde de verano, cuando el sol calienta mi cuerpo, y la olas mecen los recuerdos, cuando las gaviotas vuelan por encima de mi cabeza intentando atrapar mis pensamientos, cuando mi mano busca la tuya para cerrar los ojos y mirar al futuro, sólo sé que no te tengo, y es entonces cuando por mis ojos brotan melodías de tristeza que empapan mi rostro con todas tus caricias ausentes que llevo guardadas como un tesoro y que no quiero dejar escapar, pero que inquietas por no verte huyen tras las huellas que dejaste clavadas en mi espalda, en mi vientre y en la palma de mi mano que desgarra la arena que se pega a mis dedos y me aferro a la idea de encontrarte detrás de mi cuerpo y no me atrevo a darme la vuelta porque temo que si lo hago sólo podré ver tu sombra en la cresta de la ola que te llevó para siempre al infinito mar de los recuerdos que van y vienen, pero que nunca se quedan, y yo seguiré aquí, varada sobre la arena de tu piel ausente que bajo mi cuerpo me devuelve parte de las caricias que arrancaste de mis dedos y que te las di para siempre, pero tú, simplemente, las dejaste escapar, y son ellas las que ahora me abrazan bajo la luz de este día que se acaba y me duermo mecida por el sonido del mar que me lleva junto al rítmico sonido de tu respiración que me acuna entre los brazos de tu recuerdo y de tu amargo adiós.

Seguir AutorRecomendar Texto Agregar a Favoritos