Hoy me iré de mi ciudad, por fin...te dejo, me alejo, me voy.... ¿me oyes? Te abandono con las ganas con las que siempre he querido hacerlo. Ha llegado este momento que tan lejano veía. ¿Me has oído? que me marcho... ¿No tienes nada que decirme? ¿Te vas a quedar estática como una piedra mientras yo te digo que estoy haciendo las maletas? Lo de estática como una piedra no te resultará difícil, ya que toda tú estás hecha de piedra: tanta catedral...., dos, por si era poco, tanta Iglesia, y la Universidad, la Torre del Aire y la del Gallo, ... ¡si es que no me extraña que te quedes así!, de piedra, como me quedé yo al ver la Casa de las Conchas, con su historia que me petrificó delante de su fachada imaginando en cuál de todas sus conchas estaba el origen de la leyenda. No tengo nada en contra de ti, no vayas a pensar que estoy huyendo, solamente es que, como en cualquier otra relación, la rutina ha podido con nosotras dos, y ha ido enfriando esta amistad que teníamos desde que me viste nacer. Necesito un cambio de aires, necesito echarte de menos y pensar en ti, necesito extrañarte...pero no te enfades, ¿vale? Es cierto que nos cuesta más valorar lo que tenemos delante, y quizás necesito descubrirte en profundidad para darme cuenta que no puedo vivir sin ti. Sólo el tiempo lo dirá. Te dejo en un día de invierno, de esos en los que la Plaza Mayor atrapa a los habitantes de esta ciudad y los desperdiga por todos los rincones de sus empedradas calles, mientras el frío se desliza por las manos de los que pretenden atrapar la vida por las calles que construyen la senda diaria, el camino al trabajo, al hogar... Ojala llegue a recordarte cada día, así, como manto protector, como escenario de gran parte de mi vida, como compañera y testigo de mi crecimiento, de mis descubrimientos, de mis primeras palabras y de mis primeros besos escondidos bajo alguna de tus paredes, cómplices y testigos de mi primer amor. Necesito alejarme de ti, aunque no sé cuál es la razón que me impide quererte a toda costa...lo siento, quizás soy una desagradecida, pero si es cierto que siempre se quiere lo que no se tiene...entonces, necesito dejar de tenerte y aprender a necesitar de tu espíritu de romántica estudiante, de fiel amiga, de brazos protectores. Hemos crecido juntas, y el tiempo ha pasado muy rápido para las dos, tan rápido que hay veces que me parece que todo sigue igual, tú sigues igual en muchos aspectos, aunque también han cambiado muchas partes de tí, igual que de mí. ¿Me echarás de menos? Ójala un día necesite volver a tus brazos y gritar por las calles que me alegro de estar contigo de nuevo, que te he echado de menos, que me moría por volver. Necesito sentir lo que significa quedarme sin tu presencia día tras día. Perdóname, pero tendremos que separarnos. Dejo detrás de mí la sombra de la Universidad, el sonido de las campanas de la Clerecía, los libros de la biblioteca, las Cigüeñas coronando tus altas torres. Doy la espalda a tus calles, a tus gentes, a tu voz y a tu silencio, a tus luces y sombras, al reflejo de los soportales de la Plaza Mayor en los charcos de un día lluvioso….A partir de ahora te recordaré con los ojos cerrados, e intentaré aprender a echarte de menos. Volveremos a vernos, espero, pero de momento quiero decirte adiós. Adiós mi ciudad, cuídate y sigue con tu vida. Yo quiero descubrir si la mía puede continuar sin ti como escenario.

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1 Comentarios

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  Namari

  "es cierto que siempre se quiere lo que no se tiene...entonces, necesito dejar de tenerte y aprender a necesitar de tu esp?ritu de rom?ntica estudiante..." Uca felicidades por esta despedida para alg?n d?a... Seguro que tu vida continuar? sin ella, como la de ella sin ti, pero... la a?oranza de la que ahbals se dar?.. Saluditos y gracias por compartir este texto.

  19/08/08 05:08