Eran dos desconocidos, aunque ambos sabían la primera vez que se vieron que todo llegaría a más. Todo empezó en el mes de agosto de hace unos tres años, largos paseos sin destino, viendo las luces, viendo el camino, viendo a aquella gente que miraba extrañada, tras divagar por aquellas calles abarrotadas de gente, los dos decidieron ir a dormir, esa noche fue la noche más larga de sus vidas y donde todo empezó, esa amistad, ese cariño, ese punto de no poder separarse, donde sin saber muy bien porque, hicieron el amor por primera vez. Gran tiempo aferrándose a ser amigos, pero cuando se veían después de algún tiempo no podían evitar besarse, no podía evitar hacer el amor. Todo empezó como un juego, donde se creía que solo había sexo, pero con el tiempo fueron aflorando sentimientos, sentimientos que ninguno querían demostrar. Poco a poco se fueron distanciando, la amistad cada vez era más difícil, peleaban por cosas insignificantes, tonterías, se hacían daño uno al otro. Todo iba a peor, aquella amistad se desquebrajaba por momentos, y no podían solucionarlo, no imaginaban que lo que en verdad pasaba es que se querían, que no podían ver como otras personas se acercaban, porque con poco saltaba aquella chispa, que en realidad eran celos. Pero los dos seguían aferrándose a que solo era sexo y una amistad, ninguno quería demostrar sus sentimientos, ponían esa coraza, la coraza de no quererse, para no sentir aquel dolor, el dolor del amor. Pasaban los días y todo eran discusiones, pero cada vez que se veían no podían dejar de besarse, las horas juntos se pasaban volando. Necesitaban sentirse cerca, cuando se abrazaban se sentían protegidos, necesitaban sentir el calor de sus cuerpos, aunque seguían diciendo que no había sentimiento. Fue pasando el tiempo y cada vez era más insoportable estar juntos, discutían por las cosas más simples, se llevaban la contraria, no podían seguir así. Tras todo lo ocurrido y cuando veían que incluso la amistad se había desquebrajado tanto que no podrían volver a unirla, decidieron sincerarse. Los dos estaban aferrados a esa coraza que pronto se destruiría, porque los dos admitieron que se querían. Tras meses sin besarse, sin verse, con grandes peleas, esa chispa seguía, no pudieron controlarse, los dos sentían algo muy fuerte y ya no hacía falta ocultarlo. Tras pasar por aquella puerta empezaron a besarse, empezaron a sentirse, y sobre todo a estar cerca uno del otro, ¿sería otra de las veces que empezaban así y acababan en la cama?, esta vez fue distinto, creo que todo esto lo cambio aquella pequeña confesión de que se querían, de que se necesitaban, los dos tenían unas ganas tremendas de hacer el amor, pero por una vez dejaron atrás esos sentimientos, y prefirieron disfrutar del momento, de ese cumulo de sentimientos, de algo que era la primera vez que sentían, quizás porque antes se aferraban a que solo era sexo. Tarde intensa, en la que todo volvió a su cauce, pero aun quedaba un problema, él tenía novia y eso a ella le destrozaba, por el simple hecho de hacer daño a la otra persona. Tras un tiempo él solo supo decir, si me pides que la deje, no seguiré luchando por esa relación, solo quiero tus besos, solo quiero poder estar contigo en aquella habitación donde todo empezó. Pero a ella le seguía invadiendo la culpa e incluso la duda y el miedo de volver a sufrir.

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