Y No Había Sino la Luz de la
Luna...
Y no había luz sino la luz de la luna,
En aquella noche, noche oscura y no estrellada,
Que iluminara la ciudad tétrica y oscura,
Formando sucias sombras fúnebres y alargadas.
Y no salió sino una nube en el liso cielo,
Nube negra grande de mal presagio y de muerte,
Que llovió constante sobre la ciudad de hielo,
Transformando sus calles en caminos intertes.
Y así este cielo triste, apagándose de nuevo,
Vetusto firmamento cansado de estar siempre,
Se alzó serio y puntual, recogiendo su relevo.
Y pasivas, ancladas al futuro y presente,
Noche tras día, solas la luna y la gran nube,
Se turnan el frío trono, dignas y obedientes.