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Buscándome.

Con el nudo en la garganta gritaba por dentro “No puedo, no puedo más” la vista comenzaba a nublarse de nuevo, los oídos pitaban y el enojo aumentaba. “No puedo seguir, ¿Cuánto falta?” me sujete de una roca y tomándome mi tiempo para subir, suspire. Me quedaría allí una vez más. Respiro tras respiro, aire sin aire. “Te necesito” di un paso más y subí. Pensé en el día que emprendí esta búsqueda, el día en el que se marcho por completo. Se despego de mi, se fue, desapareció y desde entonces… Desde entonces pase los últimos meses buscándole. Buscándome, tomando caminos equivocados, lastimándome y lastimando. No tenia control, estaba hundida y sin alma. Los músculos dolían demasiados, “¿Otro camino incorrecto?” Llore al pensar en eso, “¿Otro más?” solloce y subí con las pocas fuerzas que me quedaban.
-¿Qué hice mal esta vez?
Me deje caer en cuanto subí, me rendí de nuevo. Abrí los ojos de golpe y mire al frente. “¿No había nada para mi aquí?” me seque las lagrima… El enojo se desvaneció, la luz de alrededor me cegó por unos instantes, pero me acostumbre al ambiente enseguida. Mis ojos estaban irritados pero mi cabeza no dolía. “Solo estoy cansada” pensé. Era cierto, había perdido las fuerzas al subir esta montaña, pero había llegado de una forma extraña y que a penas recordaba. “El enojo ciega a la memoria” intente levantarme del suelo lentamente, pero caí de rodillas. “Maldita sea, maldita sea” Esta cima tan cansadora, esta cima y todas las que he pasado. “Todas una… una…u…” no tenía el suficiente aire para seguir. Reí, reí histéricamente y cuando creí que me compuse me concentre en una figura que llevaba la misma ropa sucia y rota que la mía. “¿Quién eres?”… era yo, me encontré después de tanto tiempo, después de tanta depresión y tanto sufrimiento. “¿Por qué huiste de mi? ¿Por qué te fuiste así?” tenía muchas preguntas para ella, pase por muchos problemas por su culpa. “Maldita y egoísta alma” en cuanto pensé eso, se giro bruscamente y su sonrisa se desdibujo al instante. “¿Cómo podía sonreír después de todo?... ¿Cómo es posible?”
-¿Egoísta?
Su voz no parecía ronca, su voz estaba perfecta. Ella definitivamente no había pasado por ningún peligro allí fuera. ¡Qué afortunada! No respondí, aun intentaba recuperar fuerzas para levantarme, pero no podía. Estaba cansada, los músculos se habían rendido por completo. Se acerco y se arrodillo frente a mí. Sus ojos verdes estaban intactos, su rostro limpito daba la impresión de porcelana fría. “¿Así de pálida lucia?” reí sin darme cuenta de lo maleducada que estaba siéndole. Siéndome a mí misma, pero definitivamente si no desmayaba en ese instante, moriría... “Sin ella no soy, sin ella no siento” mi risa no le ofendió, solo me observo tan cerca que podía sentir su aliento rozándome la mejilla. Eso no era gracioso, eso no era para nad…
-Egoísta fue haberme apartado de esa forma.
“¿Qué demo…?” Sentí un golpe demasiado doloroso sobre el pecho, que mi cuerpo se tambaleo arrodillado. Estaba demasiado débil, pero aun así no caí. “¿Qué me has hecho?” Su queja hizo que mis ojos se abrieran de golpe y mi cabeza sufriera un fuerte alivio por completo. Estaba despierta, lo estaba ahora... la confusión ahora pedía explicaciones.
-Egoísta fue haberme quebrado en mil pedazos.
Ese golpe me removió el cuerpo casi muerto una vez más, pero parecía que ahora tenía los oídos curados. “!¿Qué estas haciéndome?!” quise hablar pero ella interrumpió al instante. Su rostro seguía igual de aliviad…
-Egoísta fue haberme ocultado tanto tiempo.
Y cuando creí que ese fue el golpe final, mi cuerpo sufrió un interno dolor sobre el pecho y esta vez sí caí de espaldas, más viva y fuerte que nunca. Ya no había dolores, ya no había nada más que… yo. Había vuelto, la había encontrado y por más duros que fueron sus golpes, eran ciertos. Estaba destruyéndome por dentro, destruyendo todo lo que había hecho y me había hecho a mí misma. “! Es suficiente, para estoy bi…!”
-Egoísta fue dejarme ir, pero… me encontraste.
Vi su rostro desde abajo, ella estaba parada mirándome con una sonrisa de oreja a oreja. “¿Cómo puedes perdonarme?” suspire. “¿Cómo puedes quererme después de todo?” quise levantarme, pero ella fue más rápida. Me toco la mejilla y instantáneamente entro en mi cuerpo, ese fue el último golpe. “una oleada de frio”. Deje escapar un grito y me calle al instante. Suspire y abrí los ojos, ahora mas nueva que nunca… “Aquí estas” uniéndote conmigo, siendo plena de mi propio cuerpo una vez más. Sonreí. Era demasiado tarde, las guerras habían terminado. Solo quedaba por aceptar las derrotas y comenzar de nuevo. “Volver a sentir no será fácil, pero…”
-Estoy más viva que nunca.
Desperté.
Universo26 de agosto de 2014

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