TusTextos

Ya No Eramos.

Y arranque de un tirón la campera del placard y salí al mundo un día más. La rutina me ahogaba para obligarme a hacer algo productivo y recordarme que estaba viva, y con los ojos casi ciegos, salí al mundo bajo la helada de la mañana fría.

Y acá estaba yo.
Media dormida e intentando despertar las neuronas después de una larga noche de insomnio y las dos estúpidas horas que solía dormir por día. Las noches eran mis infiernos personalizados con un logo enorme detrás de ellas y un trono demasiado oscuro y repleto de trampas. La mayoría de las veces solía escapar y sobrevivir, pero otras... Otras solía ser alcanzada y nunca morir.

Si mi amor.
El tiempo pasaba y lo que único que conseguía era hundirme en un mar seco de lágrimas y angustias jamás resueltas.
Paso tanto tiempo desde la última vez que pronuncie tu nombre, desde que tus ojos dejaban de mirarme como el diablo mismo y aquellos brazos que tensabas al verme.
Sufrí las penas de una eterna agonía de voces, mi voz, tu voz, todas las voces que alguna vez capte y llegaron a mis oídos.
Pero eso no importaba, importaba la preocupación de saber que estaba superando, que el tiempo lo único que me brindó fue espacio para levantarme y lo hice.
Sola.
Y sola continúe. Me ahogue en vasos de wisky para sobrevivir a un finde semana sin estar tumbada en una cama, recordando que justamente ese lugar había sido nuestro.
Todo tenía un HABIA, pasado.
Y también tenía un te amo entre líneas, porque el pasado venia por las noches para arrancarme la piel y recordarte en cada parte de mi. Estabas, seguías estando por más que estuviera ciega y llena de caos, seguías y aun... Aun no podía arrancarte de mi corazón.

Y era hora de cruzar la cuidad con una ausencia que aún dolía, y el corazon rearmado a una manera justa, para poder sentir.
La música me elevó al fondo de tu amor cuando te vi, esa misma noche dentro de mi. Abrazando lo eterno que a la vez estaba tan lejos, como vos y el tiempo. Mi corazón, estaba en el tuyo dijeras lo que dijeras, aun no me lo habías devuelto y era triste. Pero en los sueños que a veces seguían atormetandome en el único lugar donde creía estar a salvo de vos... Aparecias lleno de encanto, que la lejanía de la realidad me quebraba como un vidrio roto hasta hacerme estallar.

Jugué con el destino, y me escondí cuando el jugo conmigo. No podía más, como siempre, otro día con la pena entre los dientes y un par de ojos que ya no veían. Porque lo único que veía, eras vos una y otra vez. Ese vos, que ya no estaba.

Mi eterno amor, mi vida entera se había esfumado como una estrella fugaz para no volver más.

Y no volví.
Y no volviste.

Ya no estábamos.


Universo19 de junio de 2016

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