Ya ves, estoy nuevamente triste.
Este simulacro en el que estaba inmerso,
me tenía la cabeza llena de fantasmas,
y ahora resulta que todo se fue a la cresta
porque se me olvidó que te había olvidado.
Después de tanto esfuerzo,
después de alejar espectros y sombras,
me descuido y te me apareces
con toda tu pléyade de recuerdos
abofeteándome el día,
martillando tu nombre en mi memoria
y me aplastas con tu presencia.
Entonces vuelvo a sacar como un autómata
un cigarrillo, que pongo en mis dedos
y te conviertes en presencia total.