Y entonces, tú... tan sencilla como siempre, más que nunca diría yo, más hermosa decían mis ojos, más tú que de costumbre, apareciste y me enseñaste a amar a la naturaleza, hasta deseé tener un árbol donde pudiese recostarme y descansar bajo su sombra... pero sólo tú lo entenderás, y nadie más.

¡Cómo desearía tener un árbol donde pudiese sentarme a disfrutar de sus frutos, mirarlo crecer lentamente, cuidarlo y amarlo, no permitir que se marchite ese nexo entre su hermosura y mi ingenuidad, un árbol que dé sombra, dónde pudiese descansar!.

Pero entonces estás tú, que no eres más que una flor que intenta ser un árbol, que por más que lo intente no puede serlo porque no puede ocultar esa hermosa piel carmesí que se asoma apuntando hacia el sol, más bien como una rosa, más bien como tus labios, más bien como pasión. Ya no sé si quiero un árbol o una flor, pero si sé lo que quiero...

Y entonces estás tú, con tu cabellera ondulada, piel blanca, una sonrisa que hace florecer las mías.. Y entonces estoy yo, un bohemio que sólo sabe escribir cuando el corazón lo dicta, que solo sabe que el tiempo en vez de curar las heridas, las fermenta, que se pasa toda la vida preguntándose cosas como ¿Qué pensaran las agujas del reloj al darle vueltas?. Soy solo la mitad de lo que soy, y tú la mitad de lo que eres. ¡Déjame hacerte sonreír con más de la mitad de lo que eres! ¡Déjame completar lo que te haga falta! ¡Déjame amar, porque me hace falta!... Pero entonces, estás tú... Y todo, hasta la realidad cambia.

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1 Comentarios

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  Libelle

  Me gusto la parte que la comparas com un arbol una flor es muy tierno saludos

  22/02/12 10:02