Ella es como un huevo, dura por fuera pero blanda por dentro.
A los ojos de los demás, fría, calculadora, una chica con carácter, distante.
A nadie le permitía entrar en su alma, en su corazón.
Solo quien se atreviera a enfrentarla sería capaz de ganarse su cariño.
Solo quien venciera el miedo a la primera impresión, quien supiera leer entre líneas.
La habían lastimado tanto que ya no permitía que nadie la volviera a usar, a engañar.
Él comenzó peleando contra su dureza y altanería. Poco a poco fue comprendiendo que debajo de esa capa de mujer frívola y sin sentimientos se escondía una persona amorosa, cálida, que se preocupaba por los que amaba más que por sí misma, alguien por quien valía cada maldito segundo conocer, arriesgarse aunque en el camino se pudiese salir herido.
Iba a ser una batalla muy dura, pero no estaba dispuesto a rendirse sin luchar.
Cada rasguño, cada cicatriz, cada golpe valía verdaderamente la pena si eso lo llevara a ganarse el amor de la princesa de hielo.
