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Rumbo a la Isla de Izaro

Noche oscura sin luna, noche negra muy negra, para respetar, en un par de horas llegara el amanecer, el clima veraniego típico del norte noches frescas, como se dice aquí y el día caluroso.
Voy al embarcadero donde tengo amarrado mi pequeña goleta, miro los veleros blancos como fantasmas en la oscuridad, todos bien alienados y amarrados, se escucha los golpes de los pertrechos que sueltos golpean en los metales de las embarcaciones por el efecto del suave balanceo de las olas que mece los cascos como cunas de infantes.
Que bonita es mi embarcación es como una nube flota ligera encima de las aguas, tan frágil y a la vez tan robusta.
Embarco, realizo una revisión ocular de toda la nave mi mirada se queda fijada, en el timón, su semejanza a la rosa de los vientos, desamarro los finos y fuertes cabos.
A mi alrededor empiezan a revolotear y cantar las “txirletas”, izo la vela, una brisa suave hincha la vela, que emoción se mueve mi goleta, control firme y sereno me apego al timón, pongo rumbo a la bocana del puerto con las luces de situación encendidas, aviso de mi posición, rumbo al este, la proa corta como un cuchillo las serenas y oscuras aguas y brilla la espuma blanca.
Bendita sensación de libertad, disfruto de mis cinco sentidos sentir en mi piel, la húmeda brisa del mar, el sabor a salitre en mi boca, mi nariz se embriaga del olor a mar, mis oídos escuchan los sonidos de las olas y los cantos de las aves marinas, mis ojos no dan abasto en apreciar la cantidad de matices de colores y la gran variedad de azules y blancos.
Fijo el rumbo de mi nave y bajo a la pequeña cocina de mi goleta, leche condensada para desayunar con unas pocas galletas, que cosas tan simples me hacen disfrutar de este momento en el mar, en la proa avisto la pequeña isla de Izaro. El sol ya esta flotando por encima de las aguas, que preciosa imagen, el mar, la isla y el sol.
Siento emoción, el estar yo aquí dentro de mi pequeño cascaron solo encima de las aguas ante estos tres colosos serenos como dioses, que insignificante soy,
Pongo rumbo a la isla de Izaro, la bordeare con cuidado agarrado fuerte al timón.
Que satisfacción la isla de Izaro con sus historias mágicas, misterios de anacoretas o ermitaños, desembarcos de piratas y de rudos marineros,
¡Que intriga!, que me encontrare en su interior.
Donde fondeare mi goleta, tal vez mi pequeña ancla lo sujete bien al resguardo de los vientos, donde no roce las rocas con la obra viva de mi embarcación.
Me preparo y salto al mar, el agua esta agradable no esta muy fría, nadando y en unas pocas brazadas llegare y arribare en la isla de Izaro.
Ya en la isla la observo y la miro con respeto, investigo, palmo a palmo en todo su interior, se esta cumpliendo uno de mis sueños, estar solo en la isla de Izaro, donde ermitaños y piratas, forjaron historias y mitología.
En la cima de la isla en la pequeña meseta me encuentro que esta llena de nidos con huevos, todos los nidos contiene de entre dos y un huevo de gaviotas este es su criadero, las gaviotas están de cría.
Me atacan, es su instinto de proteger sus nidadas, vienen mas y mas, están alborotadas no se como salir de esta. Que hago me hecho cuerpo a tierra, arrastrándome por el suelo y serpenteando me retiro de sus dominios, alejándome sigilosamente pero sin parar.
El estomago también me esta pidiendo algo de comer, desde aquí arriba diviso la goleta, me quedo tranquilo esta bien fondeada, esta cerca de los nidos de gaviotas pero aquí a barlovento no anidan.
Que encontrare para comer desciendo hacia las playas de la isla, pienso que tal vez seguro que moluscos, preparo mi navaja multiusos. Lapas, mejillones o percebes, muy nutritivos y se pueden ingerir crudas, ya las veo, esta lapa será la primera, con la punta de la multiusos, intento separarla de la roca, que esfuerzo si no puedo con ella que caparazón mas duro, lo haré con cuidado poco a poco. Consigo despegarla de la roca, que bonita, es como una tortuguita pero sin protección inferior. Le paso la lengua me sabe a mar que sabor en la boca un suave sabor salado, ¿me comeré yo esta lapa? mi estomago me lo pide, me dice cométela y mi corazón dice que la deje y busque algo entre los matorrales de la isla. Bueno lapa esta vez ha ganado el corazón.
Es bastante escasa la vegetación, veo una especie de herbácea, algo rugosa y leñosa, si me como esta hierba es probable que me puede dar una indigestión seguiré buscando por barlovento al amparo de las gaviotas pues mi estomago a pesar de sentir emoción me pide algo de solidó, que calme mi agitación, ¿y eso? Parecen bayas yo no entiendo de bayas, serán comestibles, no se que hacer, un sabio campesino, me dijo una vez, si quieres saber si una planta es comestible mira si sus hojas están comidas por algún insecto o gusano si no están comidas nunca comas de sus frutos.
Miro con detalle la planta y descubro que la hoja esta repleta de agujeros hechos por orugas o insectos, puedo comer estas bayas, gracias naturaleza. Mi mente empieza a recordar las historias de los viejos, pescadores y marinos de la península, dicen que cuando habitaban los ermitaños o anacoretas, uno de estos el mas joven, al anochecer recorría a nado desde una orilla de la isla, hasta la otra orilla de la península donde le esperaba su amor una hermosa y joven aldeana, esperaba todas las noches, con un candil encendido y lo guiaba. Hasta que una noche negra sin luna, su amada cansada de agitar el candil y esperar toda la noche hasta llegado el amanecer, su amado y joven anacoreta, no llego al regazo de su amada ni tampoco apareció en el convento de la isla, el mar se lo llevo, o tal vez fue alimento para los tiburones, leyendas antiguas de los marineros.
El amor, la pasión, y el ardor si se es joven, es imprudente, no hay peligros, y no entiende ni respetan, misticismos, religiones y desafía hasta los dioses.
La isla de Izaro, objetivo de los piratas en su afán por conquistar esta isla como centro logístico o refugio de tormentas, desde donde crear y diseñar estrategias para la piratería, anacoretas y piratas enzarzados en luchas entre ellos por el dominio de esta isla, nunca pudieron ni los cañones de piratas ni las terribles tormentas con los ermitaños, solo el tiempo consiguió vencerlos. Los marineros y pescadores, llegaban a la isla con pescado, vino más otras clases de viandas, para que en sus plegarias los anacoretas rogasen por ellos y pidieran a dios, al dios de los mares que los protegiera.
El sol ya esta en lo más alto, tal vez ya va siendo hora de regresar.
Sopla un viento de 5 nudos del nordeste.
Salto al agua y nadando regreso a mi pequeña goleta, ya dentro de mí embarcación recuerdo que todavía me queda algo de leche condensada.
Mi familia en la otra orilla me están echando de menos saben que he salido yo solo a navegar en mi barco, hace mas de ocho horas que he salido de casa, hoy me he sentido medio día todo un Robinsón Crusoe.
Regreso, me acompañan una pequeña familia de delfines que juegan con la proa de mi embarcación, que limpio y transparente esta el mar, el cielo completamente azul.




Alvaro Villa Rey
Villarey12 de diciembre de 2011

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