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Taraska, Reconocimiento Del Pueblo

Las campanas tocan a tercia, (sobre las 9 h). Txori ya está en el hostal, presto a servir a su nueva señora, esta vez el pillo jovencito ha llegado solo, no va a tener que compartir ningún premio, salario o recompensa con nadie. La joven mujer baja por la escalera, está radiante, deslumbra por su hermosura, el haber descansado en una cama en tierra firme, el aseo personal ha conseguido realzar su belleza natural.
Hace un día típico de Julio, la mañana está preciosa, hoy el calor será sofocante. La extranjera lleva un vestido ligero de color blanco con un escote que deja a la vista el canal de sus senos y una piel tan blanca como el marfil.
A estas horas de la mañana los pocos hombres que están en la taberna en su mayoría son ancianos, la miran ensimismados, también la criada que atiende las mesas la observa con admiración y un poquito de envidia, su piel es tan blanca, cualquier mujer del pueblo ansiaría vestirse y maquillarse como la extranjera con esa elegancia natural. Txori a pesar de su corta edad ya es un hombrecito, la mira con admiración, el solo esta pensando en su recompensa.
Todos los presentes la saludan.
.- Egun On.
La joven imita el sonido y saluda.
.- Enom.
Txori la corrige.
.- No andra, ¡Egun on! (Buenos días)
La dama lo repite con una sonrisa, al tiempo que van acercándose a la puerta de salida del hostal, acompañada del jovencito sin soltarse del hombro de su lazarillo, lo mira y con una sonrisa responde a todos los admiradores.
.- Egun on.
Txori la mira y con una sonrisa, dice a su ama.
.- Olan Jaingoiko emon. (Así nos lo de Dios)
Ella repite.
.- Buenos días, Olan Jaingoiko emon.
.- Bai, andra. (Si señora)
Todos los clientes del establecimiento corean respondiendo al unísono.
El pícaro Txori, sonríe y explica a su ama el significado de la respuesta al saludo.
Los dos salen del establecimiento y ya en la calle van adentrándose en la plaza, rodeándola y contemplando los puestos y tenderetes montados con las frutas y verduras que exponen los agricultores de los barrios periféricos de la villa.
Los hombres que transitan entre los puestos del mercadillo la miran, las vendedoras y amas de casa también la miran muy descaradamente y cuchichean entre ellas.
El pequeño Txori, agarrado del hombro por su joven señora, se pasea orgulloso por ser el cicerone y va contestando a las vendedoras y compradores que curiosos preguntan, algunos por curiosidad otros con sorna y malicia.
.- Txori, nor da hori? zure andrie?
.- Ez hau andra esta hispaniatarra, estáitz nondik etorda.
La joven interroga a su guía qué es lo que preguntan, el joven sin malicia se lo va contando.
.- Mi señora están bromeando, preguntan si es usted mi mujer, yo les respondo que usted no es de Hispania.
.- Salgamos de aquí joven Txori, vayamos hacia la puerta, que se ve allí arriba.
.- Sí mi ama, esa puerta que se ve allí arriba es la puerta de San Juan, ¡Vayamos, sí mi señora!
.- Si Txori, salgamos de aquí lo mas rápido posible.
La joven y Txori encaminan sus pasos hacia la puerta, en el camino siguen los curiosos interrogando a Txori, en voz alta a veces con gritos que suenan sarcásticos, la joven con autoridad advierte al muchacho.
.- ¡Txori sigue y no contestes nada a nadie! solo sonríeles, pero no contestes ¡sigamos!
A unos cuantos metros ya fuera del recinto mercantil, la calle empieza en cuesta hasta la puerta de la muralla, hay casas en ambos lados de la calle, son casas de una y dos plantas, a medida que avanzan y están mas cerca de la puerta de San Juan, la gente que se cruzan con ellos es mas educada, saludan cordialmente, las mujeres inclinando levemente la cabeza, los hombres se desprenden de sus grandes boinas, como gesto de cortesía.
.- Egun on.
.- Egun on, olan jaingoiko emon.
Responden al unísono al saludo Txori y su ama, sin parar ni aminorar en ningún momento el paso.
La joven siente curiosidad por estas boinas tan amplias.
.- Txori, ¿cómo se llaman estas boinas tan grandes?
.- Son txapelas mi ama.
Ella emite un sonido de aprobación y de haberlo entendido.
Al lado izquierdo de la calle hay un palacete con el escudo de armas en la puerta.
.- ¿A quíen pertenece este palacete Txori?
.- A la familia de los Vázquez, acaudalados comerciantes, el señor y su primogénito están siempre fuera de viaje, es posible que estén sus hijas y su esposa.
.- Me gustaría conocerlas ¿tu crees que seria posible?
.- Eso mi ama es mejor que lo hable con el señor Dámaso.
.- Lo haré Txori.
Adosado al palacete hay otro edificio de dos plantas, en los bajos están las
caballerizas, es una pequeña guarnición militar, se escuchan los gritos y
bravuconeadas de la soldadesca. Salen del edificio cuatro soldados para
cruzar la puerta de San Juan hacia las afueras de la villa.
.- ¿Txori a dónde se dirigen los soldados?
.- Van mi señora a la atalaya, allá hay un pequeña posición, su misión es vigilar la costa.
Los soldados la miran ensimismados, no la conocen, saben que no es del pueblo, es la extranjera, de la que se habla ya en todo el pueblo, no hay en el pueblo una mujer tan hermosa, de piel tan blanca y cabellos tan rubios.
Adosada entre este casa-cuartel y la muralla hay una casa de acogida para clérigos, pertenece a la orden cluniacense, en su portal se encuentran dos religiosos conversando, los dos hombres se giran para mirarlos y educadamente los saludan.
.- Egun on andra eta txo.
La joven y el muchacho se paran para saludar a los religiosos, el joven corre a besar las manos y las tiras de cuero de los clérigos, uno de estos pregunta.
.- Nongu zara andra? (De quien eres mujer)
.-Perdonen ustedes hermanos no soy de aquí, no soy de estas tierras. Mi tierra está lejana, soy una recién llegada a su tierra, estos días los emplearé en conocerla. Hermanos no es mi intención demorarles su jornada, pasaré por su congregación en unos días, voy a necesitar confesión y pedir consuelo para mi alma.
.- Siempre estamos presentes hija para aliviar el peso y cerrar las heridas de las almas, también sosegar los dolores que su corazón sufra.
.- ¡Gracias hermanos!
.- ¡Que Dios le acompañe hija! que tenga una buena jornada, nuestra casa siempre está abierta ¡Agur txo!
Después de despedirse de los clérigos los dos cruzan la puerta siguiendo los pasos de la soldadesca, se les puede ver alejarse de la muralla entre
bromas y chanzas, van a lo que Txori ha llamado la Atalaya.
A extramuros de la puerta se pueden ver pequeñas casas de labranza,
separadas entre ellas por campos labrados con verduras y grandes árboles,
chopos, robles y hayas. También se ve una ermita y una casa torre que a la extranjera le interesa conocer su propietario.
.- ¿De quién es esa casa Txori?
.- De los Ermendurua, es uno de los ocho notables de Bermeo, son todos
partidarios de los Oñacinos, están en continuas disputas y peleas.
Bordeando la muralla se dirigen hacia oriente, siguiendo el camino que va paralelo a la muralla. El tránsito de animales de carga, burros, mulas y carretas es continuo, en ambos sentido, los hay que van a la atalaya, otros siguen el recorrido de la muralla hacia el Poniente y otros se pierden hacia el camino que Txori ha llamado el de San Juan de la Peña o el camino a Basigo.(Bakio)
Han llegado al final de la muralla, por este lado acaba en un acantilado, hay grandes rocas puestas a modo de bancos. Los dos se sientan y observan el horizonte, también se ven las galeras y pequeñas traineras con sus hombres faenando, incluso se escuchan los gritos de los tripulantes, empecinados en extraerle los frutos al mar.
Hay gente que transita por la zona, nadie se ha dado cuenta de que están los dos sentados y si se han dado cuenta, es que los ignoran.
El entorno es tan bello que solo deja tiempo para la contemplación. La joven rompe el silencio para saber algo más de su guía y de la villa.
.- Txori esa isla que se ve hay en frente ¿como se llama?
.- Es la isla de Izaro, mi señora, hay una congregación de religiosos mostenses viviendo en ella.
.- ¿Esas galeras que están pescando?
.- Están pescando atún, pero todo lo que pesquen será bien embarcado.
La joven hace un gesto de afirmación con la cabeza y deja escapar un corto sonido. Txori la mira y sigue hablando.
.- El año que viene señora yo también voy a embarcarme quiero ser
arantzale como mis hermanos y mi padre.
.- ¿Que años tienes Josu?
.- Tengo diez, años, ya estoy ansioso de embarcarme, quiero ser un buen arantzale.
.- ¿Cuantos sois en casa?
.- Somos once, cuatro hembras y cuatro machos, mi madre, mi padre y una tía.
.- ¿Donde está tu casa Txori?
.- En el centro, en las tierras de los Ercilla. En mi familia señora, siempre han sido arantzles.
La joven vuelve hacer otro gesto de afirmación con la cabeza al tiempo que escucha al muchacho su exposición.
Al fondo del acantilado se sigue escuchando los gritos de las tripulaciones de los barcos de pesca entregados en sus faenas. A espaldas de ellos pasean hombres y mujeres que en voz baja hablan de sus asuntos, por los ropajes que llevan son gente que pertenece a la alta sociedad de la villa, la extranjera los mira y pregunta al joven.
.- ¿Quiénes son?
.- Son señores y notables de Bermeo, ese es el preboste con sus hijas y su mujer, aquellos son la mujer y las hijas de Zarate Jauna, es comerciante y armador de barcos, de grandes barcos, galeras y carabelas.
El jovencito sigue relatando y dando datos de los cargos, situaciones y estatus de los que están paseando.
Ella ahora esta absorta, pensando en su casa, su familia, su tierra. ¡Qué diferente es el paisaje al de su condado en su país! Aquí tienen mar, en su territorio no, las diferencias que hay en la gente, el idioma, el clima, la cultura, es todo tan diferente. El recordar a su familia le hacen aflorar los miedos y nostalgias, no conoce a nadie en esta nueva tierra, no tiene familia en estas tierras, estos pensamientos la vencen y rompe a llorar.
Llora con lágrimas y sin llanto, no quiere que su joven acompañante se de cuenta de este instante de fragilidad.



CONTINUARA


Alvaro Villa Rey
Villarey23 de septiembre de 2013

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