TusTextos

Taraska

Finales del siglo XII, los nobles bermeanos han prestado buenos servicios a la corona con su flota de barcos. Bermeo disfruta de los mejores privilegios comerciales y de pesca de toda la cornisa Cantábrica. Los comerciantes bermeanos mantienen sólidas relaciones con sus colegas de Burdeos, Londres, Brujas, Amberes, Hamburgo, etc.
El puerto es el punto de salida y entrada de mercancías para toda Europa, la lana de Castilla el mineral de Vizcaya, el vino y los salazones, también hay transito de pasajeros, hay nobles y ricos mercaderes europeos que eligen Bermeo para comenzar su peregrinación a Santiago de Compostela, en esta afluencia de gentes también llegan, furtivos, nobles, comerciantes y gente de mal vivir.
Año 1196, desde la atalaya, el talayero ha divisado la carabela, ha dado la orden de aviso, los chiquillos corren como gacelas para anunciar en el puerto la llegada de la carabela. Ya se divisa la embarcación en la bocana del puerto, en Bermeo esperaban para estos días la llegada de esta embarcación belga procedente de la ciudad de Amberes, cubre una ruta semestral, con manufacturas textiles y con un pasaje de peregrinos, comerciantes y buscavidas.
Entre los pasajeros hay una mujer de cabellos rubios, su piel es muy blanca, su rostro revela cansancio y hastío, sus cabellos cargados de salitre le dan un aspecto desaliñado. La dificultad para su higiene personal a bordo del buque, hace que la joven dama tenga un mal aspecto, además de la fatiga por un viaje tan largo y dificultoso.
La tripulación y el pasaje se preguntan; quien es esta mujer que viaja sola de tan buenos modales, cómo y quién ha podido pagar su pasaje.
El capitán tiene con ella un respeto y trato cómo si fuera una noble, sólo este hombre sabe quién es, Porqué viaja y cuál es el motivo de su viaje.
La nave ya esta amarrada en el puerto de Bermeo, los muelles están llenos de niños, estibadores, curiosos, consignatarios, clérigos y hosteleros, todos buscan su trozo de negocio.
Pasarán mas de veinte días en las labores de carga, descarga y pertrechado de la nave, poco a poco los pasajeros han ido desembarcando, las prisas de los pasajeros por pisar tierra es comprensible. Los muelles son un bullicio, griteríos de estibadores, porteadores y niños jugando, conocidos de pasajeros que vienen a recibir a los comerciantes asiduos de la villa.
La misteriosa mujer es la última en abandonar la nave, muy lentamente atraviesa la escala real, mirando a los lados como buscando a alguien.
Ya en los muelles, espera a que los mozos y grumetes desembarquen sus baúles y equipaje, poco a poco los pasajeros van perdiéndose entre las calles de Bermeo, se escuchan las conversaciones en voz alta de los pasajeros y cómo saludan a sus conocidos del pueblo. Algunos de estos pasajeros se atreve a soltar saludos en vascuence y balbucean algunas palabras, hay un par de marineros bermeanos entre la tripulación que también saludan muy efusivamente a sus paisanos.
A la misteriosa mujer nadie ha venido ha recibirla, espera en los muelles y busca con la mirada a alguien que le pueda ayudar.
Con acento extranjero, en un castellano entendible, reclama la atención de uno de los niños que hay alrededor de ella, hay siete que la miran con ojos grandes, es extraña para ellos; por su piel tan blanca, sus cabellos muy rubios y sus ojos azules, a los chiquillos les llama la atención, parece una diosa, una santa como las de las tallas que han visto en la parroquia.
La dama llama la atención al más adelantado del grupo de niños.
.- Joven ¿conoces alguna posada o casa de huéspedes en tu pueblo?
.- Bai, responde el jovencito bermeano, con su carita sucia y de pillo.
.- ¿Puedes recoger mis baúles y equipaje?
.- Bai, andra, yo llevar todo con buscar amigos para lagundu.
Responde el jovencito en un castellano mezclado con vascuence, se reúne
con su grupo de jovencitos que a distancia observa y escuchan
la conversación del líder del grupo con la enigmática señora.
Los siete jovencitos del grupo se pelean por poder llevar parte del equipaje, intuyen que la dama con aspecto de extranjera va a ser generosa con los porteadores.
No entiende lo que hablan los niños que se pelean por tener el privilegio de llevar el equipaje de tan hermosa dama.
La misteriosa mujer recrimina a los niños su comportamiento y en un tono autoritario exclama.
.- Niños ¡quietos! vais a romperme el equipaje, venga guiarme al hospedaje.
Los niños se callan y entre todos cargan con los baúles y equipaje de la señora, empiezan a abandonar los muelles.
La joven les sigue para adentrarse toda la comitiva en el pueblo. Bermeo como todo puerto del Cantábrico, es de calles en cuesta y estrechas.
Hay gente que al pasar la comitiva se para y preguntan a los chiquillos en voz muy alta para que los niños con su sonrisa y sin malicia respondan.
.- Txo, nor da hori andrie? (Txo, quien es esa mujer)
.- Estaitz nor dan, beleruen etorda. (No se quien es, ha venido en el velero)
.- Bakizu ze herritxik etor dan? (Sabes de que tierras viene)
.- Ez. (No)
La joven extranjera mira a las mujeres de la villa, sabe que hablan de ella y también intuye qué es lo que preguntan.
La extranjera se limita a saludarlas a todas con un lento movimiento de cabeza y una sonrisa.
La comitiva a dejado atrás la parroquia de Santa Eufemia, cruzan un puente siguen subiendo en cuesta, en la dirección que se adentra cada vez mas en el pueblo.
¡Qué ganas de asearse y cambiarse de ropa! desprenderse de la humedad
y salitre que acumula sus telas, descansar en una cama en tierra firme,
esté es el pensamiento de la joven mientras va siguiendo a los niños.
Los niños son niños, por donde pasan van llamando la atención y
pregonando la llegada de la extranjera.
La joven como una reina va repartiendo sonrisas de derecha a izquierda, es la novedad y motivo de entretenimiento y especulación en el pueblo.
Llega la comitiva a su destino, una plaza donde hay edificios de dos y tres plantas, con caballerizas y cocheras en los bajos, también tabernas y almacenes. Cruzan la puerta del establecimiento, es una de las tabernas del pueblo, está iluminada con candiles, la luz es muy tenue, el local carece de ventanas, hay seis mesas con bancos corridos, todas están llenas de hombres , hablan muy alto cantan, gritan, supera la veintena, hay una joven lugareña, es la criada que atiende las mesas.
La comitiva cruzan la puerta, se hace un silencio, todas las miradas están fijadas en esta dama. Los niños sueltan el equipaje y corren dirección a un hombre muy grueso, el líder del grupo de niños habla con este hombre, la joven no entiende lo que hablan, no entiende este idioma, el hombre grueso de vez encuando la mira y le sonríe, sin dejar de escuchar al niño, a pesar de ser el mas pequeño en tamaño es el que lleva la voz e iniciativa del grupo de niños.
Fuera del local, en el umbral de la puerta, se puede ver un grupo de mujeres que chismorrea y están atentas a los avatares que ocurren con la extranjera en el interior del local.
El hombre grueso parece ser el tabernero y propietario, acaricia al
jovencito y con una sonrisa le señala con el dedo a la moza que sirve el vino en las mesas. En voz alta le dá una orden a la joven sirvienta y todos los niños corren hacia ella, menos éste, el líder, el más pequeño, que se dirige a la extranjera y extiende su mano en actitud de reclamar su pago por la labor de portear y dirigir la expedición.
La joven levanta hasta la cintura su quitapolvos y saca una bolsita de monedas, con una sonrisa mira al chiquillo y le pregunta.
.- ¿Cómo te llamas chico?
.- Ni, Josu Allika nai,
.- ¿Cómo has dicho? Josu.
.- Bai andrie.
.- Me harás falta más veces para que me guíes por el pueblo.
.- Bai andra, venir yo por las mañanas todos los días, ondo.
El tabernero se acerca a la joven e interviene en las presentaciones.
.- Señora mi nombre es Dámaso Uriarte, al niño puede llamarlo Txori, es como lo conocen en el pueblo.
Ahora la extranjera extiende la mano y le da al niño unas monedas. El niño la sonríe y llama a sus compañeros de aventura.
.- Txo, etorri danok kalera. (Txo, venir todos a la calle)
Todos los chiquillos salen de la taberna, siguen a Txori, buscando parte de su recompensa.
La extranjera en francés y español, pide información al tabernero.
.- Monsieur Dámaso, estaré una temporada en su territorio ¿puedo pagarle ahora mi estancia o cada mes?
.- Madame, no la conozco, no tengo referencias de usted, preferiría que usted me pagase el mes por anticipado.
.- Dakor, Monsieur ¿podría acomodarme y subir mi equipaje?
.- Si andra, enseguida.
Ahora el hostelero con una pequeña inclinación de cabeza se excusa, da un grito y llama a dos fornidos hombres.
.- Kepa eta Koldo, subir el equipaje de la señora al piso de arriba, arin mezedez.
El tabernero sonríe a la señora y la aconseja.
.- Por favor, siga a estos hombres, le prepararemos agua caliente para su aseo.
.- Merci, monsieur Damaso.
La joven comienza a seguir a los fornidos hombres que llevan su equipaje,
y empieza a perderse de vista al subir la escalera que la lleva a sus
apartamentos.
La taberna vuelve a recuperar el bullicio y griterío, ya hay motivo desde hoy en el pueblo para la especulación y conjeturas sobre la extranjera.


CONTINUARA.......


Alvaro Villa Rey
Villarey11 de septiembre de 2013

Más de Villarey

Chat