Me senté a esperar para verte algún día.
Y no eran más que tiempos pasados los que guardaba en mi espera.
Y debía saber que estaba equivocada, que no eran más que lágrimas negras.
Y no puentes que alzaban y unían caminos.
Sólo la espera torcía el destino, que no era más que turbio pesar.
Hoy vuelto a esperar con una alegría nueva, pues no hay montes ni caminos.
De tu ventana a la mía.
Sólo el reflejo de tu rostro y tu mirada en mi ventana.
Y es el mío el que te mira desde la tuya.
De tu ventana a la mía no existe más distancia
que un camino de hojas de laurel que con susurros y cuchilleos
guardan algunos recuerdos que se anhelan,
recuerdos que llegan en días como hoy,
el crurjir de las maderas que me llevaba a tu casa...
el frescor de menta y eucalipto...
Esos recuerdos que llaman al destino
Al camino que va de tu ventana a la mía.

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1 Comentarios

• 

  Diesel

  Di?logo-mon?logueado de ventana a ventana. Muy interesante el ritmo del texto y muy profundo el sentir. Me gusta la cadencia de esos recuerdos entre el crujir de madera, el frescor de la menta y el eucalipto y sobre todo ese cara a cara de ventana a ventana con los ojos directos al coraz?n. Muy bueno, Violeta.

  02/10/08 07:10