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Discordia

Siente el frío de una llamada.
Que avanza y detiene el pulso.
Empieza a sentir aunque no quieras.
Fuego... agitado y salvaje.
Pilares inestables.
Intenta hacer equilibrio sobre ellos sin terminar cayendo, inúltimente.
Él era el viento que me revolcaba entre el pasado y desgarraba mis recuerdos.
El que me recordaba que después de los malos momentos, seguía viva.
Cargaba con mis apuros y mis miedos, que tantos años arrastraba conmigo,
intentando en vano olvidarlos.
El me hacia aferrarme a ellos y dejarlos ir.
Yo era luz tenue y débil,y él...
rastrojo que arde cuando me descuido.
Sólo eran mentiras, y no sueños,
de esos que creas cuando empiezas a creer en algo.
Que arrastraba a juicio nuestras almas sin misericordia.
Olvidamos que tu tumba es dónde está tu corazón.
Que el corazón se vuelve frío y de piedra.
Tan vulnerable... tan pálido,
tan fuerte, tan agitado...
Y era ahí donde nace el mal de una floración.
Tan cerca del amor, tan cerca del odio.
Violeta18 de julio de 2009

1 Comentarios

  • Voltereta

    Una poesía que se desvanece en la dualidad de un sentimiento, en la descomposición de unos trazos que nos han hecho imaginar posiblemente cosas inexistentes, que en el fondo siempre calan hondo en el alma, sobre todo cuando esta tiene sensibilidad y se disfraza de león siendo gacela.

    Un bello poema pero lleno de melancólica tristeza.

    Un saludo Violeta.

    18/07/09 08:07

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