No era la noche la que envolvía
de oscuridad y silencio
allí donde estaba.
Ni la que dejó en mentiras
las verdades que se desnudaban.
Las que trasmutaban tus palabras.

Relativo el tiempo
que construye un pasado,
ápice de momentos
que se marcharon.
Y el péndulo temeroso se paraba
perdiendo la esperanza.
Ya no marcaba el tiempo
porque ya éste no avanzaba.

No trascendí tus palabras,
sino fueron tus gestos
los que te delataban.
Mentiras a los oídos, pero no a los ojos.
Del que mira pero no escucha.
Que sólo viendo se entiende lo que se habla.

Tus actos alevosos
de pasos silentes
al infinito precipicio
me precipitabas.
Que de tu boca
las palabras que evoca
es sólo tedioso ensueño
de amor sin dueño.

Ese canto que me estremecía
cuando sin escucharlo lo sentía.
Todo esta muerto, todo calla.

Larga espera
en esta maldita gotera.
Pero nunca más fría
que tu mirada.

Más me hubiera valido
huir despavorida.
Que el profesar de tus ojos,
que sin quererlo,
sólo venganza en mí
ejercían.
Tu mirada me laceraba
entre clavos,
mi alma lastimada.

El hastío del olvido
lo voy llevando conmigo.
Así juro pasar,
con el corazón vacío,
pero ya no más
mirar atrás.

No fue la noche
la que convertía negras,
mis lagrimas.
Sin dormir, inquieta,
Ya amanecía crucificada.

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2 Comentarios

• 

  Voltereta

  Un amor que abandona, tal vez un amor que nunca fue, el engaño de las palabras hace felices a nuestros oidos, pero los ojos nunca mienten. Hay un brillo especial, que siempre nos habla sin palabras, y nos dice la verdad, aunque a veces no queramos escucharla.
  
  Un hermoso poema de desamor, escrito con la calidad a la que nos tienes acostumbrados.
  
  Un placer leerte, Violeta.
  
  Un saludo.

  01/04/10 01:04

• 

  Elnovelistadeoro

  Apasionado tu texto. me gusto saludos.

  02/04/10 06:04