TusTextos

Unos Segundos

Iba demasiado rápido, él iba demasiado rápido. Todo lo demás fueron solo unos segundos.
Gonzalo había decidido no beber en la fiesta para acompañarme luego a casa, yo hice lo mismo. Íbamos los dos en el coche cantando a pleno pulmón “The way you make me feel”, era su canción favorita y siempre me la dedicaba. Sonó el móvil, era su madre, lo cogí y le dije que todo iba bien, que lo habíamos pasado genial en la fiesta, y que llegaríamos en unos minutos, unos minutos que se convertirían en una eternidad.
Antes de poder despedirme vi dos luces que se acercaban directamente hacia nosotros, al principio no le di mayor importancia, pero se acercaba tan rápido y no cambiaba la dirección, no paraban. De repente las dos luces saltaron el quitamiedos. Nos arrolló, pero no sufrimos ningún golpe grave, los dos estábamos bien. El coche se paró en seco, en mitad de la autovía. Yo quería salir lo más rápido posible de allí. Gonzalo intentó ponerse en marcha pero el coche no arrancaba. En unos segundos apareció un camión en lo alto de la colina. Se dirigía hacia nosotros. No paraba, no nos había visto. Cuando lo hizo ya era tarde, demasiado tarde para todo. Las puertas del coche se atascaron por el impacto anterior. No podíamos salir. El coche no arrancaba. Estábamos atrapados. Tenía miedo, mucho miedo. El camión intentó frenar. Pero resultó inútil. Era invierno. Había hielo en la carretera. Era una colina cuesta abajo. Intentó frenar. Pero resultó inútil. Tenía miedo, mucho miedo. Nosotros no podíamos hacer nada. El inevitable impacto sucedió y elevó al coche en el aire. Dimos vueltas una, dos, tres. Aun no sé cuantas, qué más da.
Quedamos en la carretera boca abajo. Me dolía la pierna. No sentía uno de mis brazos. No veía nada. Todo estaba oscuro. Momentos después vi una luz. Una luz que se acercaba. Noté cerca a Gonzalo y me arrastré hacia él. Necesitaba sentir su cuerpo cerca del mío. “¿Qué nos va a pasar?” Pregunté. “Nos sacarán de aquí ya lo veras, no va a pasar nada.” “Me duele mucho la pierna, Gonzalo.” “No pasa nada, no dejaré que te ocurra nada malo nunca, siempre estaré contigo.” “Tengo mucho frío.” “Recuerda que te quiero más que a nada. Recuérdalo.” Esas fueron las últimas palabras que oí, esas, fueron las últimas que él pronunció.
Momentos después me desperté en una camilla de ambulancia. Oía al sanitario decir cosas como: “No puede ser está viva, es un milagro” o “Vamos, pequeña, ya pasó todo.” No sabía dónde estaba lo veía todo borroso. No recordaba nada. Poco a poco mi memoria fue volviendo. La fiesta. El accidente. Gonzalo. ¿Dónde estaba Gonzalo? Una mano inerte al otro lado de la ambulancia me dio todas las respuestas que yo necesitaba. Pero no. No podía ser. ¿Por qué él? ¿Por qué él y no yo? No era su momento. No había llegado su hora. Quería irme con él. No llegaba a tocar su mano. Solo podía gritar de dolor. Y llorar para aliviarlo. ¿Por qué yo había sobrevivido y él no? Simplemente no era justo.
Iba demasiado rápido, él iba demasiado rápido. Todo lo demás fueron solo unos segundos.
Viviendoentusonrisa29 de agosto de 2011

Más de Viviendoentusonrisa

Chat