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El Funeral.

-Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás- decía el cura – Así nos dice dios en Génesis 3:19. Esta es la ley de la vida, todo lo que empieza termina. Nuestro querido hermano Francisco volvió al polvo… Pero, en la misma biblia encontramos resignación y paz al leer las siguientes palabras: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá- el cura hizo una pausa, miró a la multitud de personas ataviadas con ropa negra, continuó –Esa es la promesa que nos hace nuestro señor Jesucristo. Francisco nos ha dejado, pero ahora mismo está en el reino de los cielos con dios. Su cuerpo ha perecido pero, ¡Su alma está viva! Así que debemos estar tranquilos. Francisco era una buena persona. Oremos- el cura inclinó su cabeza cubierta con cabellos canos, a la par con los familiares y amigos del difunto. Cerró sus ojos para dirigir unas palabras a lo inexistente en los cielos. –Amén- concluyó el anciano.
Los familiares de Francisco caminaron a su ataúd para verlo por última vez y despedirse. Tuvieron que retirar a la viuda pues, había roto en llanto sobre el féretro. Después siguieron los hijos, con llantos silenciosos se despidieron del hombre que los crió. De pronto el cielo crujió, las nubes cubrieron al sol tornando gris el cielo. Por último, pasó Julio, el hijo mayor. Con expresión seria miró el rostro de su padre muerto. La lluvia comenzó a humedecer el cabello de Julio. Entonces Francisco abrió los ojos, intentó hablar pero antes de morir, su atacante le había cortado la lengua y cocido los labios. Tampoco podía moverse pues le habían inyectado un anestésico. Francisco miró con angustia el rostro de su hijo. Este solo le cerró los ojos y le susurró -Tranquilo, papi. Pronto te acompañarán mis hermanos junto con mi madre. Te lo aseguro, yo me encargaré personalmente...
Vladstoker13 de mayo de 2016

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