Las Dádivas de Mis Palabras:
Dádiva N°1
Y ahora me encuentro aquí otra vez, frente a tu puerta.
Innumerables veces me había encontrado así, de la misma forma que ahora, como un cobarde. Deseando que salieras de allí dentro, para poder abrazarte una última vez, y decirte lo mucho que te aprecio. De todas formas, no tengo la valentía de eso, y si realmente salieras por esa puerta y me vieras llorando como un idiota, no haría más que paralizarme.
Aquella vez en la que me dijiste que esto había terminado, fue cuando todo comenzó.
No tengo claro aún lo que pasó, fue tan rápido... quizá "rápido" no sea la palabra correcta; pero en fin, sucedió sin que ninguno de los dos se diera cuenta.
Estoy escribiendo esto para ti ahora, pero no porque quiero darte lástima ni pena, sino porque quiero contarte cómo han ido las cosas para mí, desde que no estás.
La verdad es que, cuando te fuiste de casa, creí que no aguantarías mucho tiempo lejos de mí, pero claramente me equivoqué. Siempre he sido un hombre orgulloso, una de las cosas que seguro te hizo estallar. Sin embargo, hoy, dejaré ese orgullo a un lado, para decirte que te he extrañado mucho, y que te quiero más de lo que pensaba.
Quiero pedirte que vuelvas, pero no haré eso. En cambio te pediré perdón.
Perdón por limitarte a soñar, solo porque yo no había sabido cómo hacerlo.
Perdón por haber tenido miedo y no haber creído en ti cuando era lo que más necesitabas.
Perdón por haberte atado a mí de esa forma, cuando me pediste que voláramos juntos.
Y gracias, porque ahora entiendo a qué te referías cuando dijiste: "Quiero fundirme en las nubes, y liberar mi alma en lluvia".
