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Mi Gorda

Regresó larga y esbelta. Como las otras. Una flaca común y silvestre que no tenía por donde ser asaltada.
¿Dónde estaba aquella curva doble al final del espinazo donde podía enterrar sus dedos y apretar y apretar en un masaje hipnotizante de gato de casa hasta que la piel se tornaba rubicunda y caliente?
La dejó con una sonrisa congelada en el rostro cuando le cerró la puerta.
Esa no era su gorda.

Fin.
Winchestermcdowell25 de enero de 2011

7 Comentarios

  • Beth

    Me ha gustado mucho. Quizá ayude a alguna jovencita que pretende que para ser hermosa tiene que usar una talla 34. Cada cuerpo y cada estructura es tal y como la sacó la Naturaleza y a ella no se le puede enmendar la plana. Que lo aprendan los diseñadores o más bien los dictadores de la moda

    25/01/11 07:01

  • Vocesdelibertad

    Es bueno olvidarse del aspecto físico, la hermosura no siempre es salud, sin embargo por guardar una apariencia, mmmm no vale el sacrificio. Soy gordita y feliz, más la salud cobra su cuenta jajaja
    Un abrazo

    25/01/11 08:01

  • Iris

    ¡¡vivan las curvas!! :)

    26/01/11 09:01

  • Folicega

    claro!!! en el cuerpo y el rostro está la identidad, si los cambias sencillamente no eres la misma.

    =)

    27/01/11 01:01

  • Winchestermcdowell

    Parece que somos del mismo club. Qué aburrido sería el mundo si no hubiese diferencia de tallas ¿verdad?.
    Gracias Beth, Voces de Libertad e Iris por comentar.
    Saludos. :)

    27/01/11 01:01

  • Winchestermcdowell

    Gracias, Folicega.

    27/01/11 01:01

  • Indigo

    jajaja me gustó el desenfado de este relato, Saludos W.

    29/01/11 02:01

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