Gritar, sentir el fuego que arde dentro de ti, liberarse de todas las cicatrices creadas a lo largo de la vida.
Fluir con el viento, y seguir el paso del tiempo, sentir el corazón latiendo al mismo compás que el tiempo.
Fugaz, como el tiempo, que hace daño y cura heridas. Cicatrices cerradas que reviven sin darnos cuenta.
Nos recuerdan el pasado vivido, todo lo que somos ahora. Marcan cada momento, por eso gritar y liberarse de un corazón de hielo es la mejor opción para seguir al ritmo de los latidos que nos mantienen vivos. A veces no hace falta preguntarse el porqué sucedió y porqué nos dolió sino que sin preguntarse nada, responderse que interiormente la llama sigue ardiendo y no se apagará, nuestro corazón seguirá latiendo y marcando el tiempo para seguir viviendo.
Es verdad toda la carga del pasado se necesita liberar en algún momento para no acabar explotando, preguntándote el ¿Por qué a un vivir? en vez del ¿Por qué te pasan las cosas a ti?
Buen texto.