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Mi último Vuelo

Hola, me llamo Joaquín. Soy una abubilla, tengo cuatro años y vivo con mis padres en la selva del Amazonas. Que es uno de los pocos parajes paradisíacos que quedan en la Tierra sin que todavía esté afectado por el calentamiento global. Abarca alrededor de siete millones de kilómetros cuadrados de una densa vegetación. Esta selva, situada en el norte de Sudamérica, es mi hogar. En este lugar, habitan gran número de especies de aves, mamíferos y reptiles.

Mis padres se llaman Emilio y Ana, y se conocieron en Ciudad de México. Una noche, ellos se encontraron en el mismo árbol y compartieron nido. Después, el amor surgió por si solo. Dos días más tarde, apareció una plaga de enfermedades e infecciones tropicales causadas por el aumento de la temperatura de la Tierra, en consecuencia de la actividad humana.

Este desagradable acontecimiento hizo que mis padres decidieran mudarse a la selva tropical de Amazonas. Tras dos meses, mi madre quedó embarazada de mí. Tras nacer yo, vinieron el resto de mis hermanos: Juanito, Ester y Valeriano.

Un día, una explosión de gases hizo que la zona del Amazonas en la que yo vivía, se quemara. Me desperté esa mañana y miré a mí alrededor. Allí no había nadie, No había ni rastro de mis padres ni de mis hermanos. Empecé a gritar sus nombres, entonces apareció mi madre llorando y me contó lo sucedido. Mis hermanos habían muerto a causa de la concentración de gases de efecto invernadero. Mis padres estaban destrozados y yo no me podía creer que estos nos hubieran pasado a nosotros.
La búsqueda de una nueva vida nos llevó a emigrar a una región de la zona norte del Amazonas.

Me encontraba solo en mi nido, mientras mis padres habían salido en busca de comida. Derepente, un ruido invadió la selva. Mientras me preguntaba que era. Fui en busca de mis padres. Al tempo, fui bajando del nido y oí una segunda explosión. A esas alturas no podía evitar preguntarme por mis padres, una enorme tensión invadió mi pecho, mientras un terrible presentimiento ocupaba todos mis pensamientos. Cuando llegué al río, mi más terrible corazonada se hizo realidad. Mis padres, yacían inertes sobre el húmedo suelo del Amazonas, mientras un doloroso silencio invadía la atmosfera.
Desgraciadamente, mis padres no habían sido los únicos afectados por la catástrofe. Miles de animales más habían fallecido a causa de esta terrible explosión, y toda la selva se sumía en un intenso dolor.

Abrumado por la soledad al verme solo en este mundo, decidí trasladarme lejos, muy lejos, allí donde los recuerdos no pudieran invadir mis pensamientos. Inmediatamente me decanté por Alaska, región que siempre había impresionado por sus extensas fronteras y sus bellos parajes.

Hoy mientras estoy bebiendo en uno de sus inmensos lagos, me doy cuenta de que no soy el único que esta bebiendo allí. Una joven abubilla que desde el principio me dejo abrumado por su bello plumaje, se encontraba en la otra orilla. Me decidí a volar hacia ella y a preguntarle su nombre. Ella me miro sin decir nada. Pasados unos instantes yo empiezo a temer que no me conteste y me doy la vuelta asumiendo mi derrota. En entonces cuando ella, sin previo aviso, dice: Lola. Al principio, yo no se como reaccionar, y ella, al ver que yo no respondía salio volando, y yo me quede destrozado.

Pasaron varios días de angustia y tristeza, viviendo en la soledad de mi nido, cuando, en una de mis visitas al lago, la encuentro de nuevo a ella. En ese momento, yo no puedo actuar, me quedo paralizado ante la visión de mi amor hablando con otro. Abatido, me retiro a mi nido, sin ser capaz de reaccionar de otra manera.

Durante los días siguientes me encuentro a Lola con esa ave misteriosa. Hasta que un día, en mi pasear matutino, me encuentro a Lola bebiendo en el lago sola. Es entonces cuando me decido a actuar, se que este es mi momento, no tendré otra oportunidad de hablar con ella a solas, y me decido a volar hacia ella. No obstante, no me dejo de preguntar por que no la acompaña el otro pájaro como cada mañana.

Asombrada, ella me mira sin comprender. Tras presentarme debidamente, comienzo a entablar una conversación con ella. Pero mi extrema timidez me impide llegar a más.
Pasan varios encuentros, hasta que un DIA, dando un paseo por las proximidades, en un momento de extrema complicidad, ella se decide a contarme su historia.

Ella nació en Groenlandia. Su familia residía en una pequeña región de este, viviendo de la pesca. Todo iba bien hasta que un día, una terrible infracción azotó la zona. Toda su familia, pereció bajo la capa de gasas que surgieron in previo aviso del interior de las capas de hielo. Y entonces, ella se vio obligada a emigrar hacia Alaska, creyendo que allí encontraría una nueva vida, sin embargo, cuando llegó allí conoció a Gonzalo, una joven y elegante abubilla con la que había pasado una intensa temporada, pero que había ido días atrás al darle ella la noticia de su embarazo.

Al terminar su relato, Lola no pudo aguantar las lágrimas y rompió a llorar, echándose sobre mí. Yo, emocionado, le confieso mi amor y le prometo que si me acepta, yo serré el padre de su hijo. No sabía si seria capaz de soportar esa responsabilidad, pero en esos momentos la emoción guiaba mis palabras.

Al nacer el niño, le pusimos de nombre Emilio, en honor a mi padre, pájaro al que todavía admiro y recuerdo. Al cabo de dos años de completa felicidad junto a mi familia, llegaron noticias a mi región de que unas terribles inundaciones estaban azotando la zona norte del país y se dirigían hacía donde yo estaba. Es entonces cuando nos vemos obligados a mudarnos a Italia.

Enseguida nos adaptamos a la forma de vida de los habitantes de esa zona. Lola y yo pasamos una temporada maravillosa junto a nuestro hijo, viéndolo crecer, y con él las esperanzas de un futuro mejor. Todo va genial hasta que una noche, extrañas nubes invaden el cielo de toda la región. Apenas recuerdo nada del ocurrido. Me desperté buscando a mi familia, y al ver que no respondían a mi llamada, un presentimiento igual al que tuve años atrás el día de la muerte de mis hermanos, azotó mi mente.

Corro en busca de mi mujer y mi hijo y les encuentro tendidos inertes sobre el suelo. Una terrible culpa invade mi mente, y los remordimientos me azotan sin cesar. No puedo evitar sentirme culpable por no haberles protegido.

Estoy totalmente deprimido. Me encuentro muy solo, no se que hacer, ya todo me da igual.

Días después me llegan noticias de que en varias horas la temperatura de la tierra subirá hasta el punto de que la vegetación y todos los seres vivos desapareceremos.
Me decido a dar mi último vuelo por la Tierra.La veo totalmente destruida por la acción de los seres humanos, y me hundo al pensar en todo lo que he perdido. Este es mi último vuelo, soy la última especie del planeta que sigue aun con vida.
Ximixurrys21 de diciembre de 2008

2 Comentarios

  • Nemo

    Hola Ximixurry!!... me ha gustado tu historia... El mensaje se entiende perfectamente...
    Saludos!!

    21/12/08 08:12

  • Oscura

    Cheem sos nuevo??
    jamas te habia vist x auqi:S
    saluudos
    buen texto

    23/12/08 02:12

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