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Auxiliar Sanitario

Auxiliar Sanitario ( Residencias)
A golpes con la crisis de donde creía jubilarme me invitaron a retirarme.
Del trato a las frías maquinas, sin más confidencia que hacer el parte de sus incidencias, por destino o coincidencia me veo currando en una residencia.
Presto mis servicios como auxiliar sanitario (aseo, ayuda para las actividades diarias). En el tiempo que llevo aquí he aprendido varias cosas que durante veinte años apenas ocuparon unos minutos de mis obligaciones. El primero y más importante a mi forma de ver es el calor humano, siempre me he considerado una persona bastante tímida, excesivamente diría incluso. Este trabajo me ha blindado la oportunidad de relacionarme más abiertamente. No considero que salvemos vidas, para eso ya están otras profesiones. Nosotros los acompañamos en el trayecto final de sus vidas, en la etapa en la cual son más vulnerables, la mayoría llegan con distintas enfermedades, bien sean depresiones, alzhéimer etc. Somos parte fundamental de ellos en esta etapa. En cada residente podemos ejercer distintas funciones, desde acompañante, psicólogo, asistentes, e incluso algunos se meten en el papel de médicos, eso sí, sin la facultad para prescribir ningún medicamento.
Son tantas las anécdotas graciosas que cada uno de nosotros vamos compartiendo en el día a día, las cuales nos van enriqueciendo como personas.
Pero todo tiene un pero, y en este caso es el desgaste tanto físico como psicológico al que nos vemos sometidos. Como anécdota me gustaría comentar que cuando converso con conocidos y me preguntan sobre mi trabajo al final lo suelen resumir con una frase “limpiando culos”. Particularmente creo que esta afirmación es cruel en todos los sentidos, en primer lugar por la persona que lo relaciona, pues evidencia una falta de sensibilidad y respeto no hacia nuestro colectivo, sino a mi forma de entenderlo hacia los residentes. Todo trabajo se merece un respeto, y si le añadimos que nuestros servicios van en beneficio de personas en su mayoría con una merma considerable de su autonomía, podría decir que incluso somos dignos de admiración.
Otra de las cosas que corre en nuestra contra es el tiempo, muchas veces a la hora de levantar a algún residente le debe de dar la sensación de que ha habido un golpe de estado y tienen que huir. Al acostar imagino que deben pensar que faltan camas y vamos rápidos con el fin de hacerles un favor no vaya a ser que se queden sin ella.
Esto que puede parecer cómico es triste, no olvidemos que el día de mañana muchos de nosotros pasaremos a ser residentes (algunos antes que otros por cierto), y no creo que sea del agrado de ninguno verse sometido a esas correteos. Muchas veces da la sensación de que cada día disputamos una carrera, mi humilde opinión es que a esas edades creo que prefieren un buen paseo disfrutando del paisaje.
Valoremos el desgaste físico, creo que todo está dicho simplemente bastaría con hacer un seguimiento a los altos índices de absentismo derivados de accidentes profesionales en este sector. Las espaldas terminan como las colas de las lagartijas, se mueven solas.
El compañerismo, este no es intrínseco de este sector pero en estos años que llevo aquí, si bien no a nivel particular más bien en el entorno he venido apreciando mucha carencia en este sentido. Deberíamos aprovechar la oportunidad que nos blinda este trabajo el cual siempre necesita del compañero para olvidar pequeños quites a nivel personal. Yo como experiencia puedo aportar la mía, en mi anterior trabajo estábamos en esta situación, una vez en la calle te das cuenta de lo absurdo que es mantener esas pequeñas disputas, yo soy de los que piensan que todo el mundo es mejor. Muchas veces canalizamos nuestras frustraciones tanto a nivel laboral como personal hacia otras personas, y ahí reside el gran error. Si nos paramos y analizamos con calma la situación estoy convencido que apreciaríamos que muchas veces son las condiciones desfavorables en el trabajo las que nos impulsan a enfrentarnos entre los compañeros. No exijamos a los políticos lo que no somos capaces de hacer nosotros mismos, olvidarnos de intereses personales y centrarnos en lo mejor para el residente.

Por último está el lado económico, a nadie se le escapa que si ponemos en una balanza las labores que realizamos y en otra la compensación económica el resultado sería como el cielo y la tierra. La baja remuneración económica no es más que el fruto del conjunto de varios factores. Por un lado durante décadas hemos sido los marginados de distintos sectores, hemos visto como mientras en años de bonanza otros sectores veían crecer sus condiciones económicas y sociales nosotros seguíamos estancados, nuestra labor casi rozaba el altruismo.
Tenemos lo que injustamente se nos valora, pero esto lejos de ser una excusa para caer en el desanimo tiene que servir de aliciente para seguir creciendo como personas. NUNCA el pretexto económico tiene que venirnos como tentativa para mermar nuestra atención hacia los residentes.
Tenemos que estar por y para ellos, de esa forma iremos calando en la sociedad y descubrirán que nuestra labor está muy por encima de “Quitar mierdas” como había expuesto al principio.

PD: Mi respeto a todo el colectivo que presta sus servicios en este ámbito, imagino que se verán en algunos aspectos representados en este escrito pero he visto conveniente centrarlo en los auxiliares pues es lo que al día de hoy soy y me siento, pero algo me dice en parte canalizo también algunas de sus sensaciones.

Un Saludo, sin ánimo de molestar y el simple afán de meditar

Auxiliar Sanitario ( Residencias)
A golpes con la crisis de donde creía jubilarme me invitaron a retirarme.
Del trato a las frías maquinas, sin más confidencia que hacer el parte de sus incidencias, por destino o coincidencia me veo currando en una residencia.
Presto mis servicios como auxiliar sanitario (aseo, ayuda para las actividades diarias). En el tiempo que llevo aquí he aprendido varias cosas que durante veinte años apenas ocuparon unos minutos de mis obligaciones. El primero y más importante a mi forma de ver es el calor humano, siempre me he considerado una persona bastante tímida, excesivamente diría incluso. Este trabajo me ha blindado la oportunidad de relacionarme más abiertamente. No considero que salvemos vidas, para eso ya están otras profesiones. Nosotros los acompañamos en el trayecto final de sus vidas, en la etapa en la cual son más vulnerables, la mayoría llegan con distintas enfermedades, bien sean depresiones, alzhéimer etc. Somos parte fundamental de ellos en esta etapa. En cada residente podemos ejercer distintas funciones, desde acompañante, psicólogo, asistentes, e incluso algunos se meten en el papel de médicos, eso sí, sin la facultad para prescribir ningún medicamento.
Son tantas las anécdotas graciosas que cada uno de nosotros vamos compartiendo en el día a día, las cuales nos van enriqueciendo como personas.
Pero todo tiene un pero, y en este caso es el desgaste tanto físico como psicológico al que nos vemos sometidos. Como anécdota me gustaría comentar que cuando converso con conocidos y me preguntan sobre mi trabajo al final lo suelen resumir con una frase “limpiando culos”. Particularmente creo que esta afirmación es cruel en todos los sentidos, en primer lugar por la persona que lo relaciona, pues evidencia una falta de sensibilidad y respeto no hacia nuestro colectivo, sino a mi forma de entenderlo hacia los residentes. Todo trabajo se merece un respeto, y si le añadimos que nuestros servicios van en beneficio de personas en su mayoría con una merma considerable de su autonomía, podría decir que incluso somos dignos de admiración.
Otra de las cosas que corre en nuestra contra es el tiempo, muchas veces a la hora de levantar a algún residente le debe de dar la sensación de que ha habido un golpe de estado y tienen que huir. Al acostar imagino que deben pensar que faltan camas y vamos rápidos con el fin de hacerles un favor no vaya a ser que se queden sin ella.
Esto que puede parecer cómico es triste, no olvidemos que el día de mañana muchos de nosotros pasaremos a ser residentes (algunos antes que otros por cierto), y no creo que sea del agrado de ninguno verse sometido a esas correteos. Muchas veces da la sensación de que cada día disputamos una carrera, mi humilde opinión es que a esas edades creo que prefieren un buen paseo disfrutando del paisaje.
Valoremos el desgaste físico, creo que todo está dicho simplemente bastaría con hacer un seguimiento a los altos índices de absentismo derivados de accidentes profesionales en este sector. Las espaldas terminan como las colas de las lagartijas, se mueven solas.
El compañerismo, este no es intrínseco de este sector pero en estos años que llevo aquí, si bien no a nivel particular más bien en el entorno he venido apreciando mucha carencia en este sentido. Deberíamos aprovechar la oportunidad que nos blinda este trabajo el cual siempre necesita del compañero para olvidar pequeños quites a nivel personal. Yo como experiencia puedo aportar la mía, en mi anterior trabajo estábamos en esta situación, una vez en la calle te das cuenta de lo absurdo que es mantener esas pequeñas disputas, yo soy de los que piensan que todo el mundo es mejor. Muchas veces canalizamos nuestras frustraciones tanto a nivel laboral como personal hacia otras personas, y ahí reside el gran error. Si nos paramos y analizamos con calma la situación estoy convencido que apreciaríamos que muchas veces son las condiciones desfavorables en el trabajo las que nos impulsan a enfrentarnos entre los compañeros. No exijamos a los políticos lo que no somos capaces de hacer nosotros mismos, olvidarnos de intereses personales y centrarnos en lo mejor para el residente.

Por último está el lado económico, a nadie se le escapa que si ponemos en una balanza las labores que realizamos y en otra la compensación económica el resultado sería como el cielo y la tierra. La baja remuneración económica no es más que el fruto del conjunto de varios factores. Por un lado durante décadas hemos sido los marginados de distintos sectores, hemos visto como mientras en años de bonanza otros sectores veían crecer sus condiciones económicas y sociales nosotros seguíamos estancados, nuestra labor casi rozaba el altruismo.
Tenemos lo que injustamente se nos valora, pero esto lejos de ser una excusa para caer en el desanimo tiene que servir de aliciente para seguir creciendo como personas. NUNCA el pretexto económico tiene que venirnos como tentativa para mermar nuestra atención hacia los residentes.
Tenemos que estar por y para ellos, de esa forma iremos calando en la sociedad y descubrirán que nuestra labor está muy por encima de “Quitar mierdas” como había expuesto al principio.

PD: Mi respeto a todo el colectivo que presta sus servicios en este ámbito, imagino que se verán en algunos aspectos representados en este escrito pero he visto conveniente centrarlo en los auxiliares pues es lo que al día de hoy soy y me siento, pero algo me dice en parte canalizo también algunas de sus sensaciones.

Un Saludo, sin ánimo de molestar y el simple afán de meditar
http://ajmascaro.blogspot.com.es/
Ymaska27 de septiembre de 2013

1 Comentarios

  • Ymaska

    Muchas gracias Setefilla, y justamente tenemos una residente con dicho nombre, y para más inri es muy graciosa.

    10/10/13 10:10

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