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Estan Hay

Están hay


Justo en el momento que temas no poder más,

Cuando pienses que estas de mas.

Si lo único que abrigas es el peso de la derrota, en esos momentos en los que el fardo de los problemas se ciñe a tu espalda, y la angustia te deja el alma mustia.

Cuando lo único que te entra es la pena, después de años de subir peldaños y cuanto más subes más daño.

El día que los gritos sean susurros, que sientas que lo último que te queda es el adiós, cierra los ojos y espera la noche.

¿Por qué la noche me otorga la verdad que a la luz del día

no alcanzo a distinguir entre tantas sombras?.

Amanece el día vestido de blanco. Debajo del traje, miseria y ultraje.

El desfile del disimulo al levantarse siempre es duro, sonrisa forjada por el tono del día obligada.

Ataviados con el uniforme salimos a un mundo deforme, a sabiendas de no sentirnos conformes.

Ante nosotros como ofrenda bajo el fino hilo de los cristales lucen los escaparates.

Al paso por la trastienda hacemos uso de la venda, cegados por el cáliz de la indiferencia aceleramos el paso no sea que esa visión horrenda nos rompa la agenda.

Acelerados por el transcurrir del día pasamos por el día.

En el bar las noticias, pellizco a la consciencia, pequeño ejercicio de apariencia ante la concurrencia.

A la noticia recorte, pues no le falte tiempo al deporte.

Un parado siempre callado no fuese que moleste al buen ambiente creado mira el parte del tiempo. Anuncian clima templado, en países del Este nublado y el resto soleado.

El parado asombrado y en sus adentros cabreados le hiere lo anunciado.

Invisible se siente, pues sabe que la luz del día le miente, el tabernero pudiente habla con los clientes según el Gobierno todo mejora considerablemente.

Cansado y cabizbajo te vienes abajo.

Llega la tarde, el alma te arde. Quisieras subir al puente y saltar, abandonarte a tu suerte.

Y allí en lo alto el sol se despide manso para dar paso a la noche.

A tu memoria llaman las voces de unos niños que como cada noche aclaman tus besos y tus brazos de abrigo.

Vuelve a casa que todo pasa.

Ayer no veías el mañana y hoy ya es ayer.

PD: Al principio no sabía muy bien lo que escribía pero cuando entre en el bar me acorde de ellos, cinco millones de parados.





Antonio José Mascaró Pérez
Ymaska25 de septiembre de 2013

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