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La Montaña

La Montaña


Me encuentro en la montaña acompañada por tanta sutileza como esperpento, el valor va por dentro.


Me embarranco en mitad de la duda para al final seguir con la duda. Combinado de interrogantes que tantas veces se tornan arrogantes. En su desconcierto se creen en lo cierto y no admiten respuestas.


Decido encaramarme a la admiración ella siempre me roba toda la atención. Rápida por convicción siempre descansa en su rincón. Enemiga acérrima del tedio y la vulgaridad en la nada encuentra la variedad. Junto a mí nunca se pasa inadvertido me advierte, creo incluso que tanta mirada le divierte.


Cerca de la cima determino hacer uso del paréntesis, dentro de su espacio me siento abrigado. Pequeña cantina del café a la tarde, en su espacio todo se condiciona despacio. Siempre precisa se explica sin prisa, en ella el paisaje se plasma real y te acompaña siendo leal. Como inconveniente y en mi ya corriente el olvidarme de cerrarlo al día siguiente.


Si llegas a la cima nunca mires abajo pues arriba a buen seguro te espera otro pico, como bandera los puntos suspensivos ellos siempre indican que seguimos vivos. Nos debatimos entre peñascos y diedros. Sabemos que para seguir es imprescindible dar con el clavo. Al jugar con la altura es necesario saber que para culminar en hazaña sin duda la escalada será duda, como en la vida a la sombra la duda. Lastre que al descuido nos deja para el arrastre y a buen seguro la noche anuncia el desastre.


La vida se empecina en llenarnos el camino de cimas, para ello no existe brebaje ni pócima. Solo se sale con coraje. Provistos de arnés, magnesio y como casco la experiencia como referencia nos encaramamos entre problemas, enfermedades y rupturas, soñando con encontrar la paz en la cima.


Con el paso de los años nos hacemos al daño, arnés castigado y fatigado a la espera de la próxima caída. Cuerda roída por la envidia, la injusticia y la indiferencia, a la siguiente nadie te salva de caer por la pendiente.


Montaña plagada de llamados guías, nos manipulan y engañan, y al verse descubiertos se esconden a cubierto, en la mochila el miedo y la mentira. Como respuesta cortan la cuerda no dudan en romper la cordada. Y allí en el repecho tantas almas condenadas se dejaron las uñas por un trozo de pan, mientras allá en la cima unos pocos preparan su manicura para disfrutar de su fiesta.


PD: Tal vez algún día sean sorprendidos allí en sus guaridas por la razón y la ira.


Antonio José Mascaró
Ymaska09 de agosto de 2014

3 Comentarios

  • Polaris

    Estoy contigo, somos muchos, muchos.



    Pol.

    10/08/14 03:08

  • Creatividad

    Antonio, dominas las palabras como el mejor director de una gran orquesta que deleita los oidos. Magnifico escrito a parte del emensaje. Saludos

    10/08/14 03:08

  • Ymaska

    Muchas gracias por vuestras palabras, son pequeños sorbos de agua para el sediento en este inmenso paraje de incomunicación. Sois dos referentes y aprecio mucho el echo de haber realizado una parada en la montaña.

    10/08/14 08:08

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