Virus
Un día de cada mes no paro de sorprenderme. Llegar al hospital y ver a una madre tratando de dar a entender a su pequeño de 10 años el terrible virus que ha contraido y probablemente la desilución que en ella nace por no poder ver a su hijo sobresalir en la vida, no verlo convertido en un hombre ni mucho menos ver a quién le ha prometido serle fiel el resto de su vida ni de los hijos que llegarán...
Ahí va otra pareja, quizás de unos treinta y tantos, llorando por creer que pronto su vida se vera obstaculizada y todo por no informarse, por no confiarse mutuamente sus secretos.
La pequeña Susana, sí, pequeña. Ella tan solo cuenta con 10 años y por la infamia del destino su vida también ha sido perturbada: carajo en realidad es muy inteligente, seguramente cuando cumpla quince años será hermosa...quizás... aunque claro, ella sabe que su vida depende de medicación, de serle fiel a las noches de calma, tranquilidad y no dejarse opacar por lo que los demás opinen.
Y por otro lado estoy ahí sentado sin la sonrisa que me caracteriza y maquilando ideas abstractas preguntándome ¿ahora qué vendrá, me he cuidado lo suficiente, el virus sigue durmiendo? tantas y tantas ideas!!
Finalmente pienso, "¡me equivoqué!" y si bien así se aprende, a veces por las malas.
Bueno, al fin y al cabo ya pasaron 4 años todo sigue perfecto y las lágrimas hace tanto que cesaron, la muerte es otra que se ha ido desvaneciendo al transcurrir de las sonrisas, de las personas, de la familia y en partícular de lo que es hoy.
Me basto con sentirme así, la vida da tantos giros y muy a pesar de que algunos son bruscos otros son los que amortigüan ese golpe, al salir del hospital he llegado a mi hermoso puerto donde sin querer he dado un respiro como si me quisiera quedar con todo el aire, el ruido del mar es tranquilidad y el aire se mueve sútilmente...Eso es vida!
