TusTextos

Mercenario

Prologo

Ronald Mauler De Lys, Lord del condado de Lys y señor del castillo del mismo nombre, había visto muchas guerras en su vida. Había luchado contra grandes ejércitos, contra gigantes en la batalla del istmo de Lernos e incluso había luchado contra la horda verde matando una buena cantidad de orcos y goblins. Pero, mientras observaba, pensó que esta era la mayor carnicería en la que había estado nunca.
Por una parte luchaban los hombres del reino bajo la bandera del Rey Giral, más de diez mil infantes y casi mil quinientos jinetes seguían el estandarte del Zorro negro coronado en oro, todos ellos guiados por los más brillantes caballeros del reino.
El otro bando estaba formado por tropas más peculiares: había grupos de bárbaros de las nieves, arqueros mercenarios rojos, destacamentos enteros de orcos… incluso había quien decía haber sido atacado por la espalda por un grupo de hombres rata. Todo este contingente de extravagantes soldados luchaba bajo la enseña de la espada blanca sobre fondo verde.
Mientras Lord De Lys observaba la escena desde la colina donde estaba desplegada su unidad, una escuadra de jinetes veteranos, algo llamo su atención: un grupo de arqueros mercenarios se había acercado a ellos sin que nadie se lo impidiese. Demasiado tarde para alejarse antes de recibir una descarga de flechas De Lys ordeno a sus hombres que cargaran y empezó a cabalgar cuesta abajo hacia los arqueros mientras preparaba la lanza para embestir al enemigo. Los cascos de los caballos levantaban barro en su carrera que era ya imparable debido a la pendiente del terreno, el noble pudo ver incluso como uno de los caballos tropezaba debido a la velocidad y al terreno cayendo sobre su jinete. Pero como se temía una andanada de flechas ya se dirigía hacia ellos, no cabía más que esperar que sobrevivieran suficientes de sus hombres como para acabar con los arqueros o, por lo menos, ponerlos en fuga.
De repente, en mitad de su trayecto, las flechas empezaron a arder. En un principio parecía un truco del enemigo, pero De Lys empezó ha comprender lo que pasaba cuando descubrió a un nuevo jinete de silueta negra encapuchada que a toda velocidad se unía a su grupo. Había llegado el mago mercenario. Las flechas siguieron su curso, pero el fuego las consumió tan rápidamente que cuando llegaron a su objetivo no eran más que una lluvia de cenizas.
Unos segundos después la compañía entera de jinetes alcanzaba a los arqueros aplastándolos. De Lys llamo a sus hombres a reagruparse y dirigió su montura hacia el mago:

-¿No eras tu el que decía que la magia se debe utilizar lo menos posible, Jhonas?
La figura de la capa negra lo miro de manera sombría desde debajo de su capucha:
-¿Hubieras preferido que las flechas te cayeran encima?

Una sonrisa se dibujo en el rostro de De Lys y otra igual apareció en la cara del mago cuando se quito la capucha. Entonces Jhonas descabalgo y se arrodillo para recoger el estandarte caído de los arqueros que estaba junto a el. Lo observo unos segundos y después se lo paso al noble:

-La espada de marfil, la enseña del mago real. Te apuesto lo que sea esta escondido en su tienda preparando algún truco.

De Lys agacho la cabeza. La Traición de Golef, el mago real, había sido un duro golpe para todos. Pero el había sido el ultimo en creerlo, su hermano era un traidor. Eran muy diferentes, mientras que el había heredado el condado y el titulo Golef De Lys había optado por las artes arcanas. Y tenia tanto talento que pronto alcanzo el puesto de mago real, aunque se decía que la primera elección del rey había sido Jhonas. Hasta hace unos meses. Golef siempre había sido un leal consejero de su rey y un buen hermano, pero algo había cambiado.

La compañía de jinetes volvió a su posición en lo alto de la colina y Jhonas junto a ellos. Su comandante estaba perdido en pensamientos sobre la deshonra familiar y sobre las razones de su hermano para revelarse contra su rey.

Una vez llegaron a la cima levanto la vista y observo la batalla. Las cosas no iban bien para ninguno de los bandos, las compañías de mercenarios arqueros rojos hacían daño a las tropas reales allí donde estuvieran, pero las cargas de caballería del reino atravesaban las unidades enemigas limpiamente acabando con todo lo que se les ponía por delante. Había sido una locura por parte de su hermano enfrentarse a los mejores caballos del continente sin lanceros, por eso era mago y no estratega. Pero Golef era mago al fin y al cabo y seguro que en la batalla no faltaría magia.

Entonces como para confirmar sus pensamientos el cielo se oscureció de pronto. Ronald se giro para mirar la reacción del único que podía explicarle la situación, pero Jhonas permanecía en silencio así que decidió preguntar el:

-Impresionante, pero ¿De que le sirve esto a Golef?

Jhona dejo entrever una sonrisa:

-Observa, ¿ves esa usa unidad de infantería?- El dedo del mago señalaba un grupo de infantes que había estado progresando rápidamente durante toda la tarde y pronto llegaría al campamento enemigo.- Obsérvala.

De repente un estruendo recorrió el campo de batalla y un rayo callo encima de los infantes matando a la mayoría y poniendo en fuga a los demás. Ronald volvió a mirar a su compañero aterrado.

-¿Mi hermano a convocado una tormenta que obedece sus ordenes?

Jhonas soltó una pequeña carcajada:

-No, ese hechizo se llama “Santuario”, y con el tu hermano se ha hecho con el control de la energía arcana de la batalla.-Ronald no parecía entenderlo así que decidió explicarlo de una manera mas sencilla.- Se ha hecho el dueño de la magia que hay en la batalla y cobra impuestos mágicos a los demás magos, por eso a podido lanzar ese rayo tan rápido.

Ahora Ronald si lo había comprendido

-No pareces estar muy preocupado para ser un mago…

-Eso es porque un hechicero que hace ese conjuro es como un faro para sus congéneres. Y, como acabas de decir, soy mago.

-Entonces…

Jhonas giro su montura para marcharse.

-Se donde esta Golef y voy a por el.

La reacción de De Lys fue rápida, descabalgo y alcanzo al mago antes de que pusiese su caballo al terote. Sujeto las riendas y miro directamente al mago a la cara.

-Ahora eres tu el que tiene que observar. Mira esa llanura, ¿no ves dos ejércitos combatiendo? Esto es una guerra por si no te habías dado cuenta, y tu no eres ningún soldado.

-¿A no?.- Jhonas intento continuar pero Ronald seguía sujetando firmemente las riendas.

-Necesitas una escolta para mezclarte en la batalla y resulta que aquí tienes cien jinetes que te deben una por lo de las flechas.

La extraña sonrisa de Jhonas volvió a aparecer en su rostro:

-Esta bien, pero no esperes que use hechizos para defenderos. Reservare la magia para la magia.

El noble asintió satisfecho, volvió a montar y dio a sus hombres la orden de seguir al mago que ya había partido al galope.

Jhonas no tenia pensado dar un rodeo para buscar a su enemigo, atajo por mitad de la batalla seguido por Ronald y sus cien jinetes. El grupo mantenía una frenética carrera entre amigos y enemigos con rayos que caían a su alrededor, embistiendo contra cualquiera que se les pusiera delante y recibiendo ataques de cualquiera que tuviera la oportunidad. Después de un rato en esta situación Ronald dudaba que alguno de sus hombres llegara vivo a su destino, en realidad dudaba que el llegase vivo a ningún sitio. Ya había perdido la cuenta de las veces que cargaron cuando por fin Jhonas paro.

Estaban cerca del campamento base del enemigo, habían conseguido atravesar sus líneas y ahora estaban en su retaguardia. Después de unos segundos Jhonas descabalgo y empezó a andar hacia las tiendas.

-Tus hombres no nos servirán de nada contra tu hermano, mándalos a atacar la retaguardia del enemigo, que hagan algo útil.

Ronald no se había girado aun para ver cuantos hombres que a le quedaban después de la carga suicida, por eso ser sorprendió al encontrarse frente a casi la totalidad de sus hombres. Sorprendido, les dio las órdenes necesarias, bajo de su montura y alcanzo a su compañero a toda prisa:

-¿No dijiste que no utilizarías magia?

Jhonas lo miro con gesto de incredulidad:

-¿Quién dice que lo hecho?

-Pero mis hombres están casi intactos…

-Son unos valientes, buenos jinetes y el enemigo… digamos que no nos veía con toda claridad. Debió de derramarse algunas de mis pociones.

Ronald conocía a este “mago mercenario” desde hace poco pero decidió que ya le caía bien. Lo observo mientras este se giraba y volvía a dirigirse a el esta vez con su sonrisa maliciosa en la cara:

-Por el resultado que ha tenido supongo que la poción era cara… Te pasare la factura cuando termine esto. Lo de las flechas no te lo cobrare, considéralo una muestra gratuita.

De ahí debía de venir lo de “mercenario”.

Al final llegaron a una tienda de lona de dimensiones exageradas que debía ser el alojamiento del mago real. En la puerta montaban guardia dos orcos de tamaño medio, estaba claro que estaban allí para avisar a su señor de cualquier visita mas que para defenderlo. Aun así estaban bien armados con sendas lanzas y escudos, pero por lo menos no parecía que los hubieran visto. Jhonas cogió a su compañero del hombro mientras le señalaba a los orcos.

-Esos dos son para ti.

-Pero…

-Magia contra magia ¿recuerdas?.

-¡Son dos¡¿No vas a ayudarme nada?.

-Por supuesto, magia contra magia, si alguno de los dos intenta lanzarte una bola de fuego o algo parecido te ayudare. Ahora adelante.- Y le dio un empujoncito a Ronald para que se decidiera a avanzar.

El joven noble había desenvainado su espada corta y la llevaba sujeta con una sola mano de manera vertical y parcialmente oculta bajo su capa blanca. Caminaba tranquilamente como, como si tuviera todo el derecho del mundo de estar allí. Los orcos, que no eran muy listos por naturaleza, no se extrañaron al verlo y Ronald pudo acercarse al de la derecha hasta casi estar encima. Tranquilamente dijo:

-Traigo un mensaje secreto para tu señor.

La criatura enseño los dientes:
-Nadie puede ver a “nuestro señor”, dámelo y se lo haré llegar.

Ronald asintió, se acerco todavía mas al orco e hizo como que le susurraba al oído, pero en lugar de eso hizo un movimiento discreto con el brazo derecho que termino con la hoja de su espada clavada en el estomago de la bestia. El otro orco no se percato de este movimiento, pero si vio la cara de asombro de su compañero y su reacción fue acercarse rápidamente a ellos, pero no para atacar. Una vez mas la estupidez de la raza quedo patente:

-¡He! Yo también soy guardia, también quiero saber el mensaje. ¡Cuéntamelo o…

Ronald sujeto el arma con las dos manos y la saco de un tirón del estomago de su enemigo, aprovechado la inercia continuo con un giro casi completo sobre si mismo que acabo con un golpe de espada en el cuello del segundo orco.

Un enemigo estaba destripado en el suelo y el otro casi había perdido la cabeza literalmente. Satisfecho limpio la hoja de su espada en la hierba, hacerlo en el cuerpo de uno de los dos orcos solo la hubiera ensuciado mas, y la enfundo. Jhonas salio de las sombras y se le unió mientras observaba la escena:

-Eso no ha sido muy caballeroso…

-No soy caballero, soy conde y mato como quiero. De todas formas los caballeros no van por ahí retando a combate singular a todo el mundo ¿sabes?.

Jhonas volvió a mostrar su sonrisa y dio un golpecito en el hombro a su amigo:

-Vamos adentro anda, hay que parar a tu hermano.

Lo único que los separaba del interior era una cortina de lona que retiraron sin problemas. Dentro era mas amplio y estaba mas iluminado de lo que parecía en el exterior, una docena de antorchas formaban un circulo dentro del cual había un trono, pero allí no estaba Golef. Este se encontraba sentado en una mesa el fondo de la estancia rodeado de libros. También había a su alrededor todo tipo de extrañas botellas y aparatos, una vela que daba una extraña luz verde con la que se alumbraba mientras leía e incluso un cráneo que por su tamaño no debía ser humano.

Ronald se encontrado ensimismado con todo ello cuando un silbido de Jhonas le hizo reaccionar. Golef se levanto de un salto como asustado mirando a su alrededor, desde luego no era la reacción que se esperaba del señor de la guerra que pretendía ser y tampoco tenia un aspecto muy señorial. Golef parecía demacrado, con grandes ojeras y muchas más canas de las que Ronald recordaba. Entonces los vio y recupero parte de su compostura:

-Hermano… Jhonas… Que visitantes tan curiosos…

Jhonas se coloco tranquilamente junto a uno de los postes de la tienda y se apoyó en el con los brazos cruzados sobre el pecho. Volvía a tener la capucha puesta de manera que cuado empezó a hablar solo se podía distinguir su boca:

-Tranquilo Golef, solo hemos venido a detenerte, no venimos a castigarte ni nada de eso… el rey querrá hacerlo en persona.- Jhonas levanto la cabeza de manera que la luz de las antorchas se reflejaba en sus ojos debajo de su capucha mientras lucia una sonrisa sarcástica, casi cruel.

Golef por su parte se dirigió al trono del centro de la tienda mienta reía entre dientes:

-Ha detenerme ¿vosotros? ¿Mi hermano, el ser mas negado para la magia del reino y Jhonas, el mago que fue tan tonto como para rechazar el puesto de hechicero real? Y por favor no me hables del rey, tu le tienes tan poco respeto como yo.

Golef siguió riendo hasta que llego al trono, después miro ha Ronald:

-¿Sabes, hermano, por que Jhonas no acepto el puesto de mago real? ¡Porque quería mas dinero!¡Este idiota regateo con el Rey!.-Pasaron unos segundos antes de que Golef pudiera contener su risa y continuar hablando.-En fin, supongo que me hizo un favor… Gracias a eso conseguí mi cargo y pude seguir con mis investigaciones… y le conocí.

La mirada de Golef había cambiado, mostraba en parte orgullo y en parte terror, pero sobretodo daba la mayor sensación de maldad que Ronald había sentido en su vida.

-¿A quien conociste?

Jhonas contesto por el:

-A un demonio por supuesto, esta tienda apesta a demonio a kilómetros a la redonda.

Ronald se estremeció:

-¿Un demonio? ¿Tienes tratos con demonios hermano?

-No, no hago tratos con demonios “hermano”, sirvo a un demonio: El señor de los demonios…

-Ja, todos los demonios dicen los mismo.-La actitud de Jhonas cada vez parecía mas despreocupada e insultante y cada uno de sus comentarios le llegaba a Golef como una bofetada.-“El poderoso Astares” “Sarros el destructor” y a la mayorías los matas con una bolita de fuego.-Para ilustrarlo extendió la mano e hizo aparecer ella una pequeña esfera de fuego.- Venga llama a tu poderoso señor…

Golef estaba rojo de ira, cogió una tiza de su escritorio y empezó a trazar líneas en el suelo con ella para unir las antorchas de la estancia mientras susurraba amenazas y refunfuños. Acto seguido empezó a rociar diferentes sustancias en algunas de las formas que resultaron de las líneas mientras canturreaba:

-Nectará raonus, nectará ea leoros....

Ronald no sabía nada de magia pero no le gustaba la situación pero Jhonas lo contuvo:

-Déjalo que llame a su demonio, no suelen ser mas que matones muy inflados que…
La siguiente frase de Golef le hizo callarse de repente:

-Hirea Seroth, ¡Hirea ea Seroth!.

Jhonas dirigió a su compañero una Mirada inquisitiva:

-¿El insensato de tu hermano ha dicho Seroth?

Ronald afirmo con la cabeza y Jhonas empezó a dar muestra de preocupación:

-¡Mierda!¡No sabia que tu hermano estaba loco!¡No tan loco!

El mago mercenario lanzo la bola de fuego por encima del hombro, incendiando de paso la tienda, y empezó a dar vueltas alrededor de los símbolos mágicos como si buscara algo:

-Hay que pararlo, esto se le escapa de las manos, ¡El muy hijo de puta va a traer a Seroth!

-No decías que no era mas que un matón…

-Lárgate.

La expresión en su cara era realmente desesperada, desesperada como Ronald no se la había visto nunca. Por eso no entendió que lo echara en lugar de pedirle ayuda:

-¿Me estas diciendo que te deje solo contra lo que sea que valla a traer mi hermano?

-Escucha, Seroth no es un demonio, a su lado un demonio es un gatito.

-Mas razón para que te ayude…

-¡¿Pero es que la estupidez es genética o que?! La ultima vez que se invoco a ese cabrón los siete dioses tuvieron que encarnarse siete personas y sacrificarse luchando contra el. Y todo eso solo para sellarlo en la dimensión de la que el idiota de tu hermano lo esta sacando. ¿Quieres probar a darle con tu espadita a ver que pasa?.

Ronald no necesito mas, se dio la vuelta y empezó a correr. Salio de la tienda de un salto atravesando la lona que todavía ardía y rodó por el suelo al aterrizar para apagar las posibles llamas. Entonces se giro y observo la escena. El viento había empezado a soplar con mucha fuerza, tanta parecía estar apunto de arrancar lo que quedaba de la tienda aunque lo único que conseguía de momento era avivar el fuego. Por los huecos que habían dejado algunas partes de la tienda al arder se veía a Jhonas, se le había caído la capucha y parecía que preparaba un hechizo. Tenía los brazos estirados hacia delante con las palmas de las manos juntas y parecía susurrar algo. Progresivamente una luz roja empezó a escapársele de entre los dedos a la vez que otra luz blanca empezó a manar de una parte de la tienda que quedaba oculta por la lona y el fuego. Mientras que la luz roja de Jhonas crecía poco a poco la fuente de la luz blanca parecía estar cada vez mas cerca de el hasta que parte de ella quedo a la vista de Ronald. Unos brazos blancos resplandecientes se acercaban poco a poco a su amigo intentando agarrarlo, pero su avance era lento, casi penoso, como se les costase un gran esfuerzo. Y justo cuando estaban apunto de alcanzarlo Jhonas reacciono, separo las manos de las cuales surgió una gran bola roja, esta fue creciendo rápidamente y, de repente estallo. Un gran flash de luz roja cegó a Ronald que cayo de rodillas por una onda expansiva que procedía de la tienda.

Tardo unos segundos en recuperarse y otros tantos en recuperar la vista. La tienda estaba destrozada, solo quedaban de ella las cenizas y algunos maderos que no habían ardido del todo. Y entre ellos dos figuras de rodillas una enfrente de otra. La primera debía de ser Golef, pero no podía asegurarlo porque estaba totalmente calcinada. La segunda era la del Jhonas que tenia la capucha puesta de nuevo. Ronald empezó a caminar poco a poco hacia el pero se detuvo al oír la risa del mago, una risa de satisfacción casi histérica. Antes de seguir avanzado Ronald decidió preguntar:

-¿De… de que te ríes?.

Jhonas se puso en pie todavía riendo y miro a Ronald:

-Estaba pensando en la factura que os voy a pasar por esto.
Zuppy28 de abril de 2008

Más de Zuppy

Chat