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La Primera Pregunta que Hice al Diablo.

Pidió cada quien un tequila después de la presentación. Yo era Daniel Becerra, de alguna parte de México que ya nadie llama por su nombre. El era el puto diablo. Le rogué que se dejara puesta la mascara. Lo último que cualquiera desea es que el alma se le desmorone de ver directo esos abismos metafísicos de dolor que son los ojos del angel caído. Sale, que mirar de lleno la fuente primaria de la tristeza, el odio y el horror, no’más no era lo mío. A cambio de no quemar con su muy horrible rostro, cada pornográfico recuerdo que guardaba yo amorosamente en mi memoria, junto a preciosos instantes de televisión por cable y comida en lata, pidió Satanás con bastante seriedad que me postrara y le adorara. Después de un sepulcral silencio de cinco segundos en que imaginé las consecuencias del acto y todas se resumían en Dios destrozándome la cara con diferentes objetos sagrados, comenzó Lucifer a carcajearse y explicó que esas boberías no eran para pillos de su clase. Creo que reí con él, o talvez lloré. Bien, el terrible problema era, ante todo, lograr producir con mi supuestamente prodigioso pero ciertamente suertudo ingenio y con la majadera boca alcoholizada que porto bajo mi bigote imaginario, la pregunta que daría sentido al resto de las preguntas, la primera pregunta de la entrevista. Después la cosa iría cuesta abajo, después me preocuparía por la última pregunta, después dependía de él. Pero no encontraba una pregunta que yo mismo no pudiera responder, es decir, por cada trivial aproximación a una primera pregunta que mi razón pretendía vomitarle al diablo, imaginaba la que sería mi propia respuesta a tal pregunta, de ser yo quien ostentara el drámatico título de príncipe de las tinieblas. Y yo no quería eso. Deseaba satisfacer mi propia curiosidad humana, no la correcta curiosidad profesional de un entrevistador académicamente bien formado. De tanto barajar intentos y siempre sacar mala mano, hube de convencerme que la prudencia dictaba rezar. Comunicar telepáticamente una plegaria al ser que necesariamente debía estar ahí contenido, prefigurado también detrás de esa máscara, como el necesario reverso de una moneda cósmica supersimétrica que en ese momento solo me mostraba su faz más temible, más borracha. Mentalmente me arrodillé, psicológicamente, y comenzé a revolver palabras, salmos y jaculatorias que alguna vez había aprendido, esperando que en alguna mezcla apareciera la fórmula convencionalmente aceptada de la clase de oración que agrada a Dios (alabada sea su gloriosa bendición inmaculada, hosanna). La mesera se acercó y trajo la inspiración, providencialmente disfrazada de cacahuates y frituras, que al devorar iluminaron mi entendimiento y me dejaron en calma. Aquel que por todas partes se extiende, con toda su vanidad y misterio, quería hacer una sola pregunta a su lado opuesto, y la obsequió a mi aliento fritoso y tequilero, con que finalmente la anuncié: “En sus propias palabras, ¿Cómo es Dios?” Meditó el oscuro caballero un tiempo, consumió un puñado de cacahuates y luego, respondió.
Abrahamsaucedocepeda05 de agosto de 2009

4 Comentarios

  • Khas

    Lindo avatar

    05/08/09 07:08

  • Abyssos

    Un satanas muy campechano y con aires de "compadre de borrachera". Tu estilo de narrar es "curioso", o asi lo defino yo... mezclas lo que seriamente podria ser, en palabras y conceptos de nula vaciedad... con palabras sencillas y simples, rayando en la armonia perfecta entre lo serio y, valga la redundancia, lo campechano.

    Que intriga causa el final, despues de la lectura tan fluida que este texto deja hacer al lector. Ya con algunos tragos, hasta el Diablo se suelta y se pone filosofico, imagino.

    Un saludo... buen texto.

    05/08/09 06:08

  • Abrahamsaucedocepeda

    Jaja, no tan "curioso" como "inconsistente", es un experimento fallido de texto, pero me gusta. Empezé con seriedad y luego no pude evitar imaginarle pensamientos jocosos e innecesarios al narrador, así que jugué con los tonos.

    Gracias por comentar, saludos.

    05/08/09 07:08

  • Stochastic

    Me gustó mucho.
    Me encanta cuando los textos acaban desvariando y gana una chispa de humor.
    Un saludo!

    11/08/09 11:08

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