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Alma Indomable Capítulo 4

Alma indomable
Capitulo 4
Ángel caído del cielo
Parte I
Prometía ser un día muy ajetreado y agotador, nuestra protagonista parecía que no iba a tener una día muy bueno, la noticia que había recibido no hace mucho la había dejado perpleja y molesta, por el simple hecho de que no soportaba al individuo que había conocido. Enrique le había resultado ser un hombre muy insoportable y estúpido. Poco después de estar en la azotea Arturo subió para ver que le había pasado a su compañera.
- Se puede pasar o me vas a tirar por la azotea- pronuncia el chico que le dio un poco de recelo entrar al ver a su amiga fumando un cigarrillo.
- Pasa, mi ira no es contra ti- menciona la chica encendiendo otro cigarrillo.
- Qué te pasa, estas muy rara, bueno la verdad es que siempre estas así pero esta vez te veo muy molesta.
- Ya te dije que no es contigo, no te quieras meter en mi cabeza, pesado-dice Lizeth
- Está bien, cambiando de tema, ese nuevo socio de Claus, no sé, pero no me agrada-Arturo mira hacia el cielo.
- A mí tampoco, lo detesto-dice Lizeth mirando también al cielo.
Mientras tanto, después de que Arturo le sirviera de guía a Enrique al indicarle el edificio Claus y Enrique se habían retirado a un restaurante a comer.
- Y dígame Enrique que le pareció nuestra instalación-menciona Claus catando uno de los mejores vinos que Enrique había pedido.
- La verdad es que me he quedado impresionado, su organización está muy bien dirigida y organizada, debe de ser agotador para usted encargarse de esto?-dice Enrique.
- Se equivoca querido amigo, la verdad es que me siento muy ajusto con mi trabajo, lo que me resulta agotador es viajar a cada instante, esta organización no solo está en Miami también se encuentra por Europa y Asia.
- Deberían llamarle entonces Claus el Inagotable-menciona Enrique bromeando.
- Me quedaría bien el apodo.-dice Claus.
- Bien, a lo que vinimos, yo soy un hombre muy ocupado, así que no nos podremos ver, pero en este momento necesito comprobar que tan eficiente es su organización, Claus no me tome a mal lo que le voy a decir pero es preciso que lo sepa, para mí la palabra de un hombre no vale absolutamente nada, lo que quiero es ver sus obras, es decir, yo quiero probar a su organización, quiero ver si está a la altura de mí confianza.
- Tranquilo, no me ha ofendido en nada, es justo lo que pide, así que dígame que es lo que desea de mi organización-dice Claus.
- Bien, quiero que envíe a algún agente secreto de su organización a Afganistán y que me traiga un disco que contiene información secreta y que acabe con la vida de una chiquilla llamada Clare, ella está prisionera por los hombres que contiene el disco.
- Afganistán, dice? Y matar a una chiquilla?-menciona Claus.
- Si-dice Enrique.
- Muy bien y para cuando lo quiere.
- Para mañana mismo, pero hay una petición más-menciona Enrique.
- Cual!-dice Claus.
- Para esta misión quiero que la envíe a la mujer de la débil sonrisa-menciona Enrique terminándose el vino que contenía su copa.
- La verdad es que iba a mandar a otra persona pero si usted insiste, lo complaceré, pero con una condición-dice Claus.
- Dígame soy todo oídos.
- Esta será la primera y última vez que usted decida a quien envío o a quien no a hacer misiones, de acuerdo?-menciona Claus.
- De acuerdo, entonces trato hecho?-los dos hombres se estrecharon la mano, la verdad es que Claus no estaba muy seguro de enviar a Lizeth a Afganistán, pero tenía que hacerlo ya que no tenía otra opción. Al poco tiempo Claus volvió a su despacho y llamo llamar a Lizeth para explicarle la nueva misión que tenia ahora.
- Me mandaste a llamar?-Lizeth entra cerrando la puerta del despacho de Claus.
- Si pasa por favor, siéntate-menciona Claus teniendo unos documento en su mano.
- Antes de que me digas algo, quisiera pedirte disculpas por haberme ido de la fiesta así sin decirte nada -dice Lizeth.
- Eso ya no tiene importancia, además hiciste bien en marcharte, bueno a lo que iba, Lizeth te tengo una nueva misión, hoy mismo sales a Afganistán los documentos que tengo en la mano te lo explicarán todo con detalles por si se me pasa algo-menciona Claus entregándole una carpeta con documentos secretos.
- Afganistán? Y que es lo que quieres que haga-menciona Lizeth intrigada.
- Será mejor que él te lo esplique- no paso ni treinta segundo cuando entró Enrique acompañado de unos hombre.
- Buenas tardes, señorita un gusto en volverla a ver-menciona Enrique extendiendo la mano para que Lizeth le correspondiera.
- Claus qué diablos está pasando aquí!-dice Lizeth.
- Lizeth esta vez no trabajaras para mí, esta misión está a cargo de él, por favor Enrique explíquele-dice Claus.
- Bien, lo que ocurres señorita Lizeth es que su organización trabaja para mí y sus agentes también, así que decidí enviarle a usted a una pequeña misión-dice Enrique mirando fijamente a Lizeth.
- Una misión para usted dice? En serio? Y dígame que es lo que quiere de mi señor Enrique –menciona Lizeth acercándosele.
- Hoy mismo viajará a Afganistán y lo que ocurrirá será que primero le darán un disco con información confidencial, quiero que ese disco me lo traiga sin ningún rasguño y segundo quiero que aniquile a los hombres que tienen mi disco y que mate a la chiquilla que tienen cautiva-menciona Claus mirándola con ojos desafiantes.
- Robar y matar! Como si tuviera tiempo como para perder mi apreciado tiempo robando un puto Disco y matando a una mocosa, quien se cree que soy?-menciona Lizeth cabreándose.
- No sé quién te creas que seas, pero para mí no eres nada más que un instrumento que tu amo debe utilizar, así que no te quieras hacer la dura conmigo porque personas como tú he conocido y muchas, solo quiero saber si eres una buena herramienta para esta tú organización-menciona Enrique encendiendo un puro.
- Muy bien, pero esos que trae con usted se quedan-dice Lizeth abriendo la puerta del despacho.
- Pretendes, matar a todos esos tipos tú sola, no quieras hacerte la dura mujer, no es un juego, si fracasa mi relación con esta organización se romperá y su reputación quedará por los suelos-menciona Enrique.
- Se ve que no me conoce yo trabajo sola, lo toma o lo deja-dice Lizeth esperando una respuesta.
- Está bien, pero no quiero errores, lo has entendido?-dice enrique, Lizeth sin decir ni una sola palabra fue a prepararse para su nueva misión.
Lizeth había aceptado por la simple razón de que la reputación y el nombre de la organización estaba en juego y además porque Claus lo había aceptado, Lizeth había escuchado rumores de que la organización estaba teniendo pequeños problemas y si Claus había establecido relaciones con Enrique había tenido una buena razón. La mujer se había dirigido a su despacho a toda prisa a prepararse tanto psicológicamente como físicamente, minutos después ya había emprendido el vuelo hacia Afganistán en un helicóptero, parecía que la región destinada estaba en guerra, por las explosiones que se podían escuchar, a Lizeth no le asustaron esas explosiones, al llegar al sitio pudo estacionarse entre los arbustos para no ser descubierta. La mujer bajo del helicóptero y se armó hasta los dientes, desde cuchillos, pistolas y granadas. Pudo observar que el lugar en el que se encontraba su objetivo estaba muy bien asegurado, pero eso no le detuvo y se dirigió a cumplir su misión. Los vigilantes del lugar no eran consientes de que la muerte se acerca poco a poco. La mujer muy silenciosa se acercó a los guardias de la entrada y los aniquilo muy rápidamente, no era nada tonta sabía que tenía que tener mucho cuidado con el lugar ya que estaba repleto de bombas, cuidadosamente se iba acercando a los demás hombres y los degollaba sin ninguna piedad, nadie de los vigilantes no se percataban de su presencia hasta que dieron la alarma, uno de los vigilantes que custodiaba el disco y a la jovencita salió a ver qué pasaba y al abrir la puerta cayó repentinamente. Era Lizeth que le había lanzado una cuchilla desde lo lejos atravesándole el cráneo al vigilante. La chiquilla que estaba dentro se encontraba amarrada de pies y manos arrinconada en la punta de una de las paredes, estaba venada los ojos y estaba muy asustada, lo único que escucho fueron unos pasos que se le acercaban, por un momento pensó que la venían a rescatar, pero de repente sintió un fuerte dolor, alguien la estaba agarrando del cabello provocándole un gran dolor.
- Bien, ya tengo el disco y solo me falta matarte, di adiós a este mundo-mencionó Lizeth apuntándole la cabeza con un revólver.
- No, por el amor de Nuestro señor Jesucristo, no me mates-menciona la chiquilla.
- Lo siento por ti pero aquí acaba tu vida-Lizeth estuvo a punto de disparar cundo sonó su teléfono- maldita sea quien es ahora!-menciona Lizeth contestando a la llamada.
- Lizeth cambio de planes, Enrique la quiere viva, no la mates y vuelve aquí inmediatamente, corres peligro-de repente la señal se cortó, era Claus dándole nuevas instrucciones.
- Claussssss, maldición, no hay señal, bien chiquilla vienes conmigo-Lizeth la coge de un brozo y la obliga a caminar.
La chiquilla iba vendada los ojos y atadas las manos. Lizeth tenía un presentimiento de que algo no iba bien había demasiado silencio y eso no le gustaba hasta que escuchó un gran disparo, le habían lanzado una granada, estuvo a segundos de no esquivarle, porque ahora tenía que cargar con la joven chica,
- Maldita sea, estuvo cerca, he tu estúpida estas bien, sigues con vida? – la chica estaba tirada en el suelo, estaba tan herida y débil que ya no podía moverse
- Agua, no puedo moverme -susurraba con débiles palabras.
- Maldición no puedo dejar que mueras-Lizeth le quito el vendaje de los ojos y la levanta. La chica al levantarse abrió los ojos y pudo ver que una mujer estaba detrás de Lizeth con un arma, fue cuestión de segundo cundo se escuchó un disparo.
- Maldita pero que!!!-la chiquilla había empujado a Lizeth recibiendo el disparo en el hombro.
- Que estúpida chiquilla, dando su vida por otras-la mujer que había disparado pertenecía al escuadrón de los vigilantes que custodiaban a la chica y al disco.
- Y tú quién diablos eres?-Lizeth mencionó levantándose del piso.
- Me llamo Dula y no puedo dejar que te lleves lo que es nuestro, me entiendes-la mujer camina paso a paso en dirección de la chica disparada.
- No des ni un paso más-menciona Lizeth apuntando a la mujer con un arma.
- Dispara entonces-la mujer saco su propia arma y esta vez las dos se apuntaban con pistolas. En ese instante comenzó una balacera, Lizeth logró esquivar los disparos departe de Dula y viceversa, lo malo para Lizeth era que se sabía que se le estaban acabando las balas y tubo que ingeniárselas para poder escapar de ese lugar con la chica herida en brazos, hasta que se percató de que la mujer tenía una bomba de gas, Lizeth corrió en dirección de la mujer esquivando las balas de la metralleta que Dula tenía en sus manos e hizo una maniobra para poder agarrar la bomba de gas y poder escapar a su helicóptero. Al tener la bomba de gas en sus manos Lizeth corrió rápidamente y cogió en brazos a la chica y lanzó la bamba en dirección de Dula.
- Este regalito es para ti Dulita!!-menciona Lizeth alejándose cargando a la chiquilla inconsciente.
- Maldita perra, tú y yo nos volveremos a ver las caras tenlo por seguro!!!-menciona la otra con mucha rabia ya que no podía ver nada ni ver porque dirección se había escapado Lizeth.
Al poco tiempo Lizeth llegó hacia donde estaba escondido su helicóptero, antes de marcharse observó a lo lejos que unas nubes se acercaban y eso no le gustó nada ya que si se ponía a llover le sería imposible llegar a su destino con seguridad, así que se arriesgo a esperar que el tiempo se calme un poco.
- Maldición, solo me queda esperar-sin querer Lizeth desvió la mirada había el cuerpo de la chica que se encontraba herida, Lizeth la había dejado recostada en los asientos de atrás.-y ahora que hago contigo, si solo eres una niña, maldición no puedo dejarte morir aquí -Lizeth se acercó para tomarle el pulso y afortunadamente aun estaba con vida.
- Ayuda por favor-mencionó la chiquilla muy débilmente, afortunadamente el disparo ha había dado en el hombro derecho, Lizeth se le acercó bruscamente y le obligó a sentarse, la pobre chiquilla se quejaba del dolor.
- Hay duele mucho, auxilio-intentó gritar la chiquilla pero Lizeth le tapó la boca.
- Escúchame muy bien mocosa, si sigues gritando así nos van a descubrir y verdad que no quieres volver a estar prisionera de esa gente?-menciona Lizeth con mal genio.
- No pero tú…- la chiquilla baja la cabeza sin saber que decir.
- Yo solo estoy haciendo mi trabajo y no puedo dejar que mueras todavía, así que déjame ver tu hombro-Lizeth le agarra del hombro sin ninguna consideración, le rasga la camisa y observa la herida.
- Tú no eres como la otra mujer-menciona la chiquilla al ver que aunque sea un poquito Lizeth se preocupaba de su vida.
- No sé de qué coño estarás hablando, lo único que sé es que si no te saco la bala tu brazo se infectara y si se infecta tendré que amputarte el brozo, ten mastica esto y no grites- Lizeth le mete a la fuerza un trozo de tabla para que pueda morder por el dolor. Todo fue muy rápido, Lizeth sabía muy bien lo que tenía que hacer ya que se lo había hecho muchas veces a otras personas y a ella misma siendo muy cuidosa de no dejar marca en la piel. Al cabo de un rato la chiquilla estaba vendada el hombro y sentada observando a lizeth que se lavaba las manos en una pequeña lavacara.
- Oye no sé como decírtelo pero..-la chiquilla no pudo decir nada, al ver a Lizeth sentarse a su lado mirando por la ventana.
- No digas nada, pensándolo con la cabeza soy yo la que te tiene que dar la gracias, lo que no logro entender es porque me salvaste, si crees que te voy a liberar cuando lleguemos a Miami déjame decirte que no es así, te voy a entregar a otras personas y no se cual será tu destino, me entiendes? La verdad es que no logro entender la razón!-menciona Lizeth encendiendo un cigarrillo.
- Aunque no lo creas yo tampoco sé la razón, pero sentí algo en ti cuando entraste, no sé cómo explicarlo pero sentí como si Dios hubiera escuchado mis plegarias enviando un ángel del cielo, claro que convertido en Terminator-la chiquilla se ríe al decir esas palabras.
- Yo un ángel caigo del cielo? No lo creo pequeña, solo soy un alma perdida en este mundo de mierda, no soy tú ángel, yo nací para matar y matar -lizeth se percata de que tenían visita, todavía quedaban vigilantes con vida y Dula los guiaba como capitana o jefa. Lizeth se dirigió muy rápidamente hacia el lugar del copiloto.
- Será mejor que te agarres muy fuerte, vamos a tener que despegar ahora mismo sino seremos un blanco fácil para estos desgraciados-menciona Lizeth.
- Si-la chiquilla se agarra muy fuerte a uno de los asientos traseros, mientras que Lizeth aprisa hace despegar el helicóptero, desviando los disparos excepto uno que fue directamente al lugar en donde se encontraba la gasolina, Lizeth ni su acompañante se habían percatado de que estaban perdiendo gasolina. Las horas y minutos pasaban la chiquilla no decía nada y mucho menos Lizeth, estaban a punto de llegar hasta que sonó una alarma roja en el panel de control de Lizeth, de inmediato Lizeth se dio cuenta de que habían estado perdiendo gasolina y para rematar se puso a llover a cantaros, a Lizeth no le quedaba de otra que hacer un aterrizaje forzado pero no le ayudaba la lluvia y el viento, de repente Lizeth perdió el control, el helicóptero caía a una velocidad espeluznante, Lizeth intentó controlarlo pero de nada sirvió, el helicóptero cayó en un bosque protegido de Miami, el helicóptero no había explotado pero era cuestión de segundos que explotara y si no se apresuraban a salir las dos chicas morirían. Lizeth había perdido la consciencia no estaba muy herida solo estaba desmayada, la chiquilla se había puesto el cinturón de seguridad y tampoco estaba herida, rápidamente recubrió el conocimiento y logro zafarse y salir del helicóptero, estuvo a punto de irse y escapar pero en vez de eso arriesgo su vida para salvar a la mujer que le había rescatado de ese maldito lugar. No pasó ni dos minutos cuando una caravana que pasaba por allí escucho una gran explosión.
Ainokusabi13 de agosto de 2014

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