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El Noviembre de Lech



El Día de Difuntos siempre ha pesado en mi cabeza como lo hacen los ladrillos que no sujetan muros pero que sí abren brechas. Luego la cosa no mejora: la lluvia comienza a acompañarnos de manera sibilina, como si de un taladro climático se tratara. Las humedades invaden nuestros cuerpos habituados al sol made in cambio climático, y así es que la carraspera se posa en nuestra garganta, sin contar el kilo y medio de moco que intenta gestionar las narices felices que no creen en los cambios de estación.

Pese a todo, noviembre hay que vivirlo guste o no guste, con o sin huesos de santo. Noviembre se ha aficionado desde hace décadas a brotar con fuerza, tal y como hacen los meses contundentes que no tienen nada que perder y sí mucho que amonestar, mostrar y adolecer. Y es que, al margen de las sensaciones poco positivas o positivísimas, noviembre también posee un rodaje de hechos históricos dignos de ser mentados y estimados: En el año 1982 en Polonia, Lech Walesa, líder del sindicato Solidaridad, activista de los derechos humanos y máximo responsable del hundimiento del general y presidente Wojciech Jaruzelski, sale de la cárcel gracias al clamor popular, gracias al sin fin de manifestaciones que reclamaban su libertad. Con orgullo propio, de hombre noble que lucha contra la dictadura del miedo, Lech se convertiría 7 años después en presidente de Polonia, pero esta vez de manera democrática, bajo el amparo soberano de la ciudadanía.

Nombro a Lech como pudiera nombrar a cualquier otro hombre u otra mujer de bien que batalla sin fisuras contra el martirio del absolutismo, del pensamiento único, de la injusticia… sin recelos, como héroe que añora entereza y que a su vez la demuestra en cada acto social que lleva a cabo. No debiéramos olvidar este tipo de ejemplos, a estos personajes que dieron su vida y todas sus fuerzas en pro de una causa justa, fraterna y para todos. Él, Lech, ya lo dijo en un mes como el que estamos viviendo, mes ceñido por la crisis, la desesperanza y la lluvia de parduscos matices: "Siempre soy libre, incluso en prisión. Mis pensamientos, mis sentimientos y mis aspiraciones no pueden ser destruidos. Yo busco ser un dictador en la aplicación de la democracia".

Debiéramos tener presentes estas palabras valerosas hoy más que nunca; estaría bien rememorar la valentía y el coraje de Lech al pronunciarlas, al padecer prisión y persecución a causa de ellas. Yo no olvido que esto sucedió en noviembre, no tan lejos de nosotros, de nuestros problemas que en ocasiones vemos como van en aumento a causa de algunos falsarios dirigentes que no procuran más que enriquecer sus egos mediante desmerecimientos, duplicidades y discursos subvencionados por cómodos sillones y mondongos rebosantes.

Es noviembre, llueve, y los gatos del vecindario se dirigen mansamente hacia lugares impensados. Noviembre, ese mes del año donde la mayoría de los medios de comunicación resuelven comenzar a bombardearnos la cabeza día sí y día también con recomendaciones sobre los mejores artículos de regalo y/o con indicaciones sobre cuál es la mejor actitud a la hora de afrontar las próximas Navidades: "Señoras y señores, coman mierda, no lo duden, más de un millón de moscas no pueden estar equivocadas".

Siempre se puede –se debe- cambiar de dieta.
Alexandervortice09 de noviembre de 2013

1 Comentarios

  • Loquillo

    Hombres que arriesgan todo en defensa del bien común, la justicia y la igualdad. Personas que comprenden que luchar por los demás es importante y dejan su vida en ello. Gente que busca un mundo mejor dejando el "yo" a un lado para defender un "nosotros". Ahí es donde se puede ver que mucho de maravilloso hay en la Tierra todavía, cosas por las que luchar, ejemplos de vida y pensamiento. El mundo espera tiempos prometidos cerrando los ojos, el reloj se acelera y la carretera es larga. Saludos

    10/11/13 05:11

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