Santiago En 100 Palabras
Santiago en 100 palabras
A papá le gustaba escribir, siempre me decía que algún día llegaría a ser un gran escritor, en ese tiempo yo era muy pequeña como para entender las magnitudes que su sueño conllevaba. Siempre estaba escribiendo algo, y mamá siempre le decía que hiciera algo útil, que no iba a llegar a ningún lado escribiendo tanta porquería junta, y es que mamá creía que lo que escribía papá era horrendo y aburrido, pero papá no la escuchaba, el solo seguía escribiendo con pasión todos los días. Pero un día papá creyó ver llegar la oportunidad de su vida, en los paneles publicitarios del metro se proclamaba un concurso literario, se llamaba “Santiago en 100 palabras” y era todo lo que papá podía llegar a querer, así que desde el día en que supo del concurso comenzó a escribir con más entusiasmo que antes. A veces yo me levantaba a mitad de la noche a ir al baño y lo encontraba escribiendo desesperadamente en una hoja ya saturada de palabras. Papá estaba empeñado en ganar, ahora que lo pienso creo que estaba empeñado en ser reconocido como un hombre talentoso. Ya casi el último día de recepción de cuentos fui, como siempre, a dejarle el almuerzo a su escritorio, cuando me vio entrar me abrazó fuerte y me susurro llorando “Lo logré”. Después de eso las cosas volvieron a estar relativamente tranquilas en mi casa, excepto porque papá iba todos al ciber a ver si le había llegado el tan ansiado mail diciendo que había ganado algún reconocimiento en el concurso, yo creo que se conformaba con una mención honrosa. Y de esa forma pasaron los días y no llegaban noticias y en un momento de ese mismo mes comenzaron a llenar las estaciones con los cuentos de los ganadores sin que papá recibiera noticias de su esfuerzo, creo que fue por eso que se lanzó a las vías del tren, tal vez pensó que no habría otra forma de dejar un legado en el metro de Santiago.
