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Mesa y Clavos

No,
el jilguero no canta esta mañana.

No,
no se escucha el toc-toc del martillo del carpintero,
la mesa no estará lista para la cena,
los clavos han perdido la cabeza,
hay dos puntas para penetrar la madera.

Un anzuelo cae en el agua,
chuic,
y salpican las gotas del charquito a la tierra,
¿qué espera pescar el niño
en un pozo de granos de agua sin vida?
Tal vez,
(solo tal vez)
una espiga dorada para hacer pan para la cena,
o un clavo con cabeza para terminar la mesa para la cena
(y comer el vacío de los platos).

No,
el oso este invierno no invernará,
¿para qué dormir?
Cuando las pelotitas de nieve ruedan por la colina,
e irá el osezno persiguiendo pelusas blancas de fría ilusión.

Jilguero,
entona hoy
(si prefieres mañana)
a este clavo excusado de pensar
(o si quieres al niño pescador de trigo,
o al osezno pescador de ilusiones)
algún silbido que se asemeje
al correr del viento entre los árboles,
o al zumbido del anzuelo al cortar el aire,
o tal vez
(solo tal vez)
guarda silencio para escuchar el verdadero viento,
el verdadero aire cortado…
Amab29 de mayo de 2008

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