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Te Echo de Menos Abuelo

Mi cama está tal y como la he dejado antes de salir corriendo en el intento de escapar de lo que hace días me atormenta, aunque una vez más no lo he conseguido. Hacía solo unas dos horas que debía haber pasado media noche, cuando otra vez estaba ahí, tu rostro, el recordatorio de tu ausencia. Diría que he cerrado la puerta de mi habitación antes de salir, así mamá no notará mi ausencia si se levanta. Tú me enseñaste a que me gustara mi vida, tu me enseñaste a amar lo que tenía, y a amar mi nueva casa cuando nos tuvimos que mudar. Tú fuiste el primero en escucharme cuando te decía que me asustaba esta casa, demasiado grande, demasiado lejos de la que teníamos antes, demasiado bonita para ser nuestra, demasiado cerca de la gran masa de agua que se extendía ahí cerca, el mar. Todo el mundo me preguntaba si me gustaba la nueva casa, tenía que gustarme, pues era yo una niña pequeña y esa casa era bonita, con jardín, con todo lo que necesitaba. Pero nadie me preguntaba si quería vivir en ella, tú lo hiciste. Tener el mar tan cerca me producía inseguridad, nada más decirte esa frase, contestaste como si ya tuvieras la respuesta planeada, o simplemente porque eras muy listo, siempre lo supe. Me dijiste que el mar es muy grande, y todo lo grande, lo que nos sobrepasa, nos asusta, me dijiste que yo era pequeña, y pocas veces había visto el mar, y que lo nuevo asusta. Pero luego contaste la historia de tu vida, tú habías nacido en una ciudad preciosa, bordeada con agua, y que aprendiste a jugar al fútbol en la playa, que te gustaba mucho. Pero no solo por eso, sino porque a la vez que es un lugar frío, él es el que nos une mientras a la vez nos separa. Nos separa de lo que hay al otro lado de todo este agua, pero también es el medio para llegar hasta ahí, y que si te pones delante y miras donde se juntan el mar con el cielo, ves la fina línea llamada horizonte bien definida, así puedes sentir que tienes contacto hasta con el cielo. Así que quise mucho, mucho a mi casa. Ahora que ya no estás necesito que alguien me vuelva a consolar como tú hiciste, que alguien me haga abrir los ojos y me enseñe a ver esto de otra manera, ahora yo sola no puedo. Por eso en un intento de huir de tu ausencia, otra vez no he podido, pero no quiero poder, quiero recordarte por siempre. Ahora estoy aquí sentada delante del mar, tengo miedo, pero no se de qué, nunca he creído en nada pero miro hacia el horizonte, que se puede divisar gracias a la clara noche de verano y me siento cerca de ti, a tu lado, tu me respaldas, no necesito huir, te tengo aquí.Te hecho de menos abuelo. Te quiero yayo.
Andrea9717 de noviembre de 2013

1 Comentarios

  • Buitrago

    Emotivo y bonito.
    un abrazo

    Antonio

    17/11/13 12:11

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