Fusilamiento
Frente al pelotón de tu encanto
orgulloso, llegó mi hora de sucumbir,
frente en alto, que la muerte la aguanto,
pero ante tus besos si que me voy a rendir.
Otra vez allí, tus labios perfectos
cargan munición, listos para decir
que te arrepientes en todos los aspectos
y que es el fin, mi hora de morir.
Recuerdo cómo en la noche oscura
te confesé mi pecado como a un cura,
sin mentir, sin vergüenza y sin ser grosero
que siento que cada vez más te quiero.
Y aquella noche en mi aposento
sentí tu cariño, me quedé contento,
ahora la felicidad se convierte en tormento
ante este destino final violento.
Ahora espero fallecer estando herido,
más moriré feliz por vivir la aventura
con aquella mujer 3cm más de altura
que a mis ganas de amar dio sentido.
Personalmente, yo solo te fusilaría
en el paredón de mis besos,
donde el pelotón que verías
te entregarían mi ser y sentimientos
de una forma que no olvidarías.
En vez de balas, habría versos
en los que te diría lo que deseo
enseñarte mi vida con abrazos intensos
porque eres Atenas, y yo Teseo.
Tengo total seguridad y certeza
y lo digo, perdiendo la razón,
que tu recuerdo no se irá con cerveza
que eres la personalización de la pasión.
En vez del pelotón, hay una trinchera
que serviría de refugio, madriguera
donde estar en los días fríos
contigo, cubriendo todos los vacíos.
Si te doy miedo, al menos, tómalo con humor,
porque te quiero, tienes que llegarlo a saber
que desde el atardecer hasta el amanecer
supongo que no siento ni más ni menos que amor.
Y ese sería un fusilamiento con felicidad
donde con mi amor te daría ejecución,
pero, solo te fusilaría de verdad
si a mi pobre alma cometieses traición.
