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El Extraño

Divagando en las entrañas de mi pensamiento utópico, pude visualizar la sombra que me persigue, supuestamente por presagio de un mar rojo, de púrpura profundidad, sigo en el final del laberinto infinito de todo aquello que no busco en mi ser.

Llamado de auxilio, es lo que por mucho tiempo escuché y antepuse de lo demás que debía ser trascendental. No hay búsqueda donde se ha hallado el relicario interno de las palabras olvidadas, llenas de polvo, viejas, anticuadas y sin valor en los tiempos del hombre moderno; se perdieron aquellos momentos de soledad junto al ser que pudo acercar a lo que era el amor, pero desde donde el ángel lo cuida, es más que perfecto.

Auxíliame, poder comprender la manía de los seres que existen en el fondo del cristal, mundo de grandes trascendencias, pequeñas oportunidades, magníficos inventos, perversas figuras cosmopolitas que fluyen de un universo a otro, paralelo a lo que podemos decir que es el nuestro, ante el lienzo de nuestra pintura, obra monumental que vamos recorriendo a pincelazo con cada paso dado ante él.

Universo finito, humano infinito, sombría y gélida alma que no deja descanso en el instante de la partida de un segundo en el tiempo de la imaginación revolucionaria de las magnolias cúspides centrales de la mente, polo norte del mismo cuerpo, poseído por demonios íntimos, familiares, que han sido malheridos por años y años, desgastados, excluidos, ya no quieren seguir en la misma tortura, pero de castigo han alcanzado la gloria de los peores actos mundanos, llamados ideas.

A ciencia incierta, no hay crimen ni condena que nos excluya de la impresionante historia compartida durante las épocas ingeniosas de reyes, caballeros y majestuosos castillos de nieve gris, ambulantes por dondequiera que se atraviese el camino de las dudas y deseos frustrados; saber que se podrá ver más allá de la vista humana, con el propio sentimiento de apasionar lo bello de sus modelos misericordiosos.
Anits20 de marzo de 2010

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