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Historia Incompleta. Capítulo 2

Le pesaban los párpados, estaba cansado, como si aún estuviese en un sueño muy profundo. Abrió los ojos despacio, vio un techo blanco y una lámpara encendida. Notó el olor de las sábanas frescas, limpias y también de desinfectantes y antisépticos. Miró a su alrededor, tratando de ubicarse. Era la habitación de un hospital. Estaba tumbado en una cama, levantó su brazo derecho y se tocó la frente, notó un vendaje que le cubría la cabeza. Por el otro brazo estaba siendo alimentado por vía intravenosa. Tenía el cuerpo dolorido. Y una jaqueca bastante aguda. Había una mujer a su lado, no percibió su presencia hasta que le habló con voz cálida:
-Te has despertado al fin, forastero. ¿Cómo te encuentras?
Era una joven de unos veinticinco años, de pelo castaño, largo y ondulado. Ojos también castaños, de expresión dulce, ocultos tras unas gafas negras. Iba vestida de enfermera. De figura esbelta y falda corta. Él hizo una mueca, similar a una sonrisa...
-Nena, estoy echo una mierda, me duele todo... Pero si eres tú la que me va a cuidar, creo que me quedaré por aquí una temporada.- Contestó, con una gran sonrisa.
-Ya veo. Tienes quemaduras en el cuerpo, una contusión en la cabeza y otras magulladuras leves. Llevas días inconsciente. Quizás te duela un poco, pero tú situación no es grave.-Le dijo ella suavemente, aunque detectó un tono burlón en su última frase.
-Vale listilla. Pues si sabes como estoy mejor que yo, no me preguntes.
A la altura del pecho de la enfermera había una tarjeta con su nombre, ponía Katrina. Ella se dio cuenta de que leía su nombre y enseguida le preguntó:
-Sí, mi nombre es Katrina, seré tu enfermera mientras no te demos el alta. Unos hombres te han traído aquí hace cuatro días, ninguno te conocía. Habías tenido un accidente. Tu coche estaba en llamas y había una gran cantidad de sangre de otra persona a la que no encontraron. Dime, ¿Quién eres, tienes algún familiar o amigo al que quieras avisar de que estás aquí?.- Esta vez no notó demasiada amabilidad en sus palabras, le pareció que en vez de contarle lo que le había ocurrido, recitaba algo que se había aprendido momentos antes. Supuso que no le había caído demasiado bien a la chica. Pensó en lo que le acababa de preguntar... Se asustó un poco al darse cuenta de que no se acordaba de nada de lo que le había ocurrido antes de despertarse allí. No recordaba el accidente, ni si iba con alguien en el coche, ni ... de su propio nombre.
-Me parece que estoy en blanco. No me acuerdo de nada.-Dijo con voz seria, mientras cerraba los ojos como tratando de recordar. Se sintió vacío. Con una laguna inmensa en sus recuerdos. Se le ocurrieron millones de preguntas... pero no tenía ninguna respuesta.- ¿No llevaba una cartera conmigo con mi carné de identidad?
Como preparada para esa pregunta, Katrina continuó recitando:
-Sí, llevabas una cartera. Y en ella tres documentos de identidad diferentes, posiblemente falsos.-Y sacó una bolsa de hospital de un armario y de su interior una cartera. Se la entregó. Él la abrió, allí había tarjetas de crédito, dinero, la foto de una pelirroja que le pareció muy guapa, que no reconocía, y tres documentos de identidad. Uno ponía que se llamaba Allan Norton, otro Louis Backer y el otro Seth Wayne. Ninguno de los nombres le decía nada.
-Dime, ¿ no serías un delincuente juvenil que huía de la policía?. Tú coche no tenía matrícula y cualquier documentación que pudieses llevar se quemó. ¿Era un coche robado?. Yo creo que atropellaste a alguien y ahora finges no acordarte porque estás asustado.- A él le sorprendió que momentos antes le pareciese atractiva aquella mujer, le pareció muy desagradable, no tenía derecho a hacerle tales acusaciones y como no le gustaba el rumbo que tomaba la conversación le dijo:
- Mira... me di un golpe en la cabeza, he sufrido un accidente y tengo amnesia o algo así. No creo que sea un delincuente, creo que esto es un malentendido. En cualquier caso no eres quien para acusarme ni juzgarme basándote en suposiciones. Deberías tratar mejor a tus pacientes o puede que alguno se queje a tus superiores.- Y tras eso se quedó mirando a la ventana y no dijo nada más.
Katrina se le quedó mirando unos segundos como queriendo contestar algo, pero no dijo nada. Apuntó algo en su cuaderno y se fue.

Él se quedó mirando por la ventana, pensando quien era y si alguien le estaría buscando en algún lugar. Se convenció a si mismo de que no era ningún delincuente y que no tenía ningún pasado turbio del que huir. Se quedó dormido y soñó que se comía un gran filete de ternera con patatas fritas en compañía de la chica de la fotografía de su cartera. El restaurante le resultó familiar. La chica era simpática. Ella le contaba chistes verdes malísimos, mientras le daba sorbos a su cerveza. Era agradable con él y se veía obligado a reírse de sus chistes para no herirla. Era un sueño agradable y tuvo una sensación de nostalgia al despertarse. Trató de dormirse nuevamente, pero no lo consiguió. Era de noche. Había un reloj en la pared en frente a él, eran las 3:30. Había dormido unas horas. Escuchó un ruido en el pasillo como de pasos.
No tenía nada que hacer y ya no tenía sueño, así que se levantó como pudo. Descalzo y con el camisón de hospital se dirigió al pasillo. Abrió la puerta despacio y salió, cerrándola tras él. Era un pasillo oscuro, las luces estaban apagadas y había puertas con más habitaciones como la suya a ambos lados del pasillo. El pasillo torcía a la izquierda al final. Avanzó por él hasta que oyó como unos pasos apresurados se acercaban desde el extremo izquierdo. Escuchó un forcejeo. Todo aquello le pareció muy extraño y sin admitir que estaba asustado, entró en la habitación que tenía a mano derecha para así evitar que lo descubriesen. Los pasos pasaron de largo y él se quedó pegado a la puerta escuchando.
-Sabía que tarde o temprano vendríais a buscarme...-Gimoteó una voz a sus espaldas. Se giró, era un anciano tumbado en una cama. Tenía el pelo blanco y largo, sus ojos eran completamente blancos. Le miraba fijamente, aunque le pareció que no le veía. Se acercó al anciano y se situó a su lado.
-¿Cómo dice, señor?.-Le preguntó.
-He dicho que sabía que tarde o temprano llegaría mi hora, y vendríais a buscarme... como a los demás. Os llevasteis a Willson, era un buen hombre, había robado unos cuantos televisores en sus años jóvenes, pero era un buen hombre. Y mi amigo...-El hombre parecía estar un poco loco.
-Perdone, no quería asustarlo. Soy un paciente, como usted. No he venido a hacerle daño. Oí unos ruidos y he ido a ver. Sólo que no llegué a ver nada. ¿Dígame, quién se llevó a ese Willson, a quién se refería?
El anciano continuó, notó un alivio en su voz.
-Ellos se llevaron a Willson y nunca volvió. Tarde o temprano me llevarán a mí y también a usted. Verá, esto no es un hospital de verdad. Aquí sólo traen a gente que está sola, que no tiene a nadie. No vienen visitas y la única enfermera que he visto es esa Katrina, no se fíe de ella. Una vez los oí, creo que me dejaron con vida por que soy un anciano ciego y loco, fingí no entender lo que ocurría...-El anciano paró unos instantes, tragó saliva y luego continuó.-Pertenecen a una especie de secta religiosa. Tienen varios secuaces con mucha fuerza. Dicen que su misión es purificar el mundo de demonios, vampiros, brujas y de otras malas hierbas. La verdad, amigo, es que nunca he visto un demonio o un vampiro y francamente no creo que existan. Pero créame están locos, llegan una noche y te llevan, para llevar a cabo algún tipo de ritual, y luego no regresas...
Él anciano se calló, y él decidió irse no sin antes prometerle que saldrían de allí sanos y salvos.
-Amigo, no hagas promesas que no puedes cumplir.
-De acuerdo, ahora me voy. Pero mañana volveré y hablaremos más. Dígame, ¿cuál es su nombre?.
El anciano sonrió:
-Esa es una buena pregunta, me la hago todos los días desde que he llegado aquí. Yo creo que son las pastillas que nos dan, lo que me hace olvidar...
Salió de la habitación, avanzó por el pasillo. Llegó hasta una puerta abierta. La cama estaba deshecha pero no había ningún paciente en ella. ¿Se lo habrían llevado, tendría razón el viejo? ¿Qué clase de lugar era este? Volvió a su habitación decidido a hablar al día siguiente con Katrina. Regresó a su habitación, la puerta estaba abierta aunque no recordó haberla dejado así. Se acostó y tardó en dormirse. Estaba intranquilo. Esta vez no tuvo ningún sueño.
Arianne30 de septiembre de 2008

6 Comentarios

  • Purple

    por fin estaba esperando a por la segunda parte, lo toy leyendo.. jiji..

    30/09/08 06:09

  • Purple

    ?este es el chaval que iba conduciendo el coche? jooo, que intriga, sigue escribiiendo porfis, que est? muy interesante.. chao

    30/09/08 06:09

  • Dama

    Esto cada vez se lia m?s y mejor .... a ver que ocurre en el siguiente cap?tulo ....besos

    30/09/08 06:09

  • Arianne

    Gracias a las dos por seguir mi historia.

    Dama, es que es costumbre m?a el ir liando las cosas... Lo complicado ser? despues desenredarlas xD.

    Purple, t? crees qe es ?l? Puede que s?... no s?... jeje.

    Me alegro que os este gustando...

    Un beso

    30/09/08 06:09

  • Deathxlove

    aaaaaaarg! me encantaaa^^

    Besos Arianne!

    05/10/08 09:10

  • Arianne

    Gracias Deathxlove!! Me alegra q te hayas pasado por aqu?! Sip, es de vampiros y de m?s desvar?os m?os..

    Me gusta tu avatar..

    1 Besote!!

    08/10/08 08:10

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