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¿por Qué Mueren Los Justos?

- ¡Mamá, yo quiero los ojos del gato!
- ¿Para qué, hija?
- Para mi muñeca.

Marcela tomó el bisturí, hizo un corte en el párpado superior y, en instantes, dos pelotitas rebotaron en el suelo.

- Yo quiero la nariz, por favor-, exclamó la abuela.

Tomó las tijeras oxidadas. El gato suplicaba, maullaba, mientras su nariz se desprendía.

- Al fín tendré un botón para la blusa color carmesí.

Sentados en el patio, es decir, en el improvisado quirófano, los Gonzalez esperaban tomar algo del travieso felino de manchas amarillas.

- Ahora los dientes -, continuó Marcela. - ¿Quién los quiere?

- Yo -, dijo Rubén. - Con ellos haré una hermosa cadena y unos pendientes para mi mujer.

Las pinzas entraron en acción. Uno por uno, cada diente caía en un vaso plástico que, luego de ser retirados, pasaron al cuello de María.

Luego de treinta minutos de sudor y desespero, la cirujana pronunció, en un estado de eufórico y terrorífico trance, las siguientes palabras:

- ¡Maldito gato!. Ahora no podrás comerte el queso. No tienes ojo para ver, ni tu puerca nariz para oler, mucho menos tus dientes para masticar.

El gato fue soltado. Y quién sabe cómo y por qué corrió, sin tropezar, hacia el patio. Continuó sin para. Corrió como homicida en persecución. Siguió, hasta caer en el precipicio rodando al arroyo que lo arrastró con sus desenfrenadas corrientes. Aquel riachuelo fue cómplice de la muerte del gato.

Todos saltaban de alegría. Aún la noche presenció la celebración.

Al día siguiente, no encontraron el queso. Había desaparecido.

La incertidumbre reinaba en la familia, hasta que la abuela, que aún dormía, gritaba en sus pesadillas:

-¿Por qué mueren los justos? ¿POR QUÉ MUEREN LOS JUSTOS?

Tenía en sus manos, arrugadas y huesudas, una pieza de queso blanco.
Barandica04 de enero de 2008

1 Comentarios

  • Barandica

    No sólo sucede en estos casos, también ocurre en los actos más injustos de la vida.

    04/01/08 01:01

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