Chabacano es el órfico misterio,
desquiciada magnolia es tu entrepierna,
lampiñas expresiones del demiurgo,
Heráclito defeca en la caverna.
Dos veces la corona fue de espinas,
dos más fue mi sonrisa despojada,
la noche que me salvó de la ruina
durmió sobre mi alma enajenada.
La llave del Dasein es la esmeralda,
crisol de retorcidas suspicacias,
detúvose la lúgubre escalada
desnuda en el umbral de la ignorancia.
Su ropa está en el mar, no está en la Nada,
no goza del nudo de su garganta,
fastidia entre las voces almendradas
del Ego de la angustia en ciudad santa.
(Revelación del corso nupcial.
Barricada necia)
Helado sin la voz de la verdad
fue el chopo a un paraíso destilado,
tentado con manjares del pecado
blandió su sable en él con tosquedad,
Deshízose de toda Voluntad,
plasmose ya en su ceño la fatiga,
del trigo el alimento está en la espiga,
mas no te hace el favor a gratuidad.
El duende que se escapa por el prado
de Nuit huye exaltando la fragancia,
que arqueada, no conoce la distancia;
promiscua tirita centelleando.
Doblega así el final esta aburrida
parodia sobre el reino del absurdo,
lo que no ha sido insulso ha sido burdo,
historia de existencias conocidas.
(Un pliego incinerado
en las hogueras
de Dioniso).
