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-'a Quién Pretendo Engañar?'-

Aquella noche era bien diferente. Decidí volver a recorrer las calles que de pequeño me habían visto crecer. Conocía todos aquellos adoquines como la palma de mi mano. El barrio a oscuras me ofrecía una sensación de calma, de magia que me envolvía. Me planté delante de la catedral. Sus luces colocadas en posición para que se vieran desde lejos las cúpulas me hacía sentir la majestuosidad de aquella obra de arte, y a la vez lo ínfima que era mi persona. Paseé durante horas las mismas calles que me habían visto jugar. Las mismas esquinas que fueron testigos de mis primeros besos...
Entonces recordé aquella escultura en la pared del archivo histórico de la ciudad. Me planté delante de ella y me senté a observarla. Sí, toda la vida me había transmitido un consuelo especial observarla. No hacía falta nada más.
Posé mi mirada en las golondrinas de arriba, frías, siempre en un parado movimiento, llenas de historias, simbolizando la rapidez, la agilidad...
y después, como de costumbre pasé mi mano por la helada tortuga de marfil blanco. Como siempre le pedí un deseo sin apartar mi mano de ella.
Parecía como si esperara a escuchar lo que tenía que decirle, como si el tiempo se hubiese detenido para mí ahora también, tan quieta, tan dura, tan fría...
Le pedí desconsoladamente que cumpliera mi deseo, que se acordara de mí, que desde que vine al mundo mi mano había estado posada casi cada semana en ella, y ella me miraba, fijamente, serenamente, como siempre.
Me senté en una de las salidas de la catedral, justo delente de aquella subida, observando aquella escultura. La noche seguía siendo oscura, fría...
La luz de las antiguas farolas dibujaba mi sombra en el suelo. Solo mi sombra...
A quién pretendo engañar?
Benjamin19 de mayo de 2009

3 Comentarios

  • Kaos

    kurioso...muchas veces fui testigo de eso.

    19/05/09 10:05

  • Lijayterciopelo

    espero que tus sue?os se hagan realidad!^^

    19/05/09 10:05

  • Voltereta

    Un relato evocador, pasado y presente se juntan para mostrar un futuro que vemos incierto y de fondo nuestras vivencias y la magnificiencia de una catedral tal vez dando grandeza a las peque?as cosas.

    Un buen texto.

    Un saludo Benjam?n.

    19/05/09 10:05

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