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El Gordito...

Tuve una sensación extraña desde la primera vez que lo vi entrar, tuvo que pasar por la puerta de costado, con la espalda arrastrando en la pared, la mano derecha empujando la puerta y la izquierda soportando el mosquitero que hace un ruido infernal cada vez que se mueve, y que como tiene un resorte un tanto mas fuerte de lo necesario se cierra golpeando el marco cada vez. Ahí estaba él mirándome de lado, los ojos hundidos a los lados de la nariz, unas ojeras como las de quien no duerme por varios días o al menos duerme muy mal. Los cachetes son chistosos y a la vez dan miedo, gordísimos, la piel tensa y rojiza como si estuviera a punto de estallar.
Días más tarde descubrí que cuando se queda quieto después de haber andado algún tiempo, la piel de esos pómulos gigantes se recubría por una fina pero espesa y brillante capa de sudor.
El tipo parece bastante buena persona al principio; creo que cualquiera que lo viese solo unas veces creería que es un bonachón. A mi no. Por lo general prefiero luchar contra la tendencia heredada de mi mama de creer que todo el mundo es mas bueno que el pan; resulta bastante efectivo empezar creyendo que son todos una porquería y como una cebolla ir quitando las capas que la cubren, algunas pronto te hace llorar y otras solo tienen mal olor. Por eso me resulto tan raro que desde el primer momento y naturalmente sospechara de él… “Sospechara”, ¿De que? acaso siempre supe que lo haría… No se, hubiera preferido que me cayera mal, tal vez así habría tomado mayores recaudos.

Termino de pasar la barriga y dijo -“hola, Margarita como eztaz”- y dirigiendo su mirada otra vez a mi, pero esta vez bien de frente -“hola… Rubén”.- Hola le dije, he involuntariamente mis ojos vieron como debajo de la camisa el ombligo apuntaba directo a mi frente.
Sonreí, no por cortesía, solo sonreí; automáticamente supe que Rubén buscaba en mi suegra algo más que una amistad. No soy muy perceptivo, suelo equivocarme con respecto a las personas, pero igual me divierte mucho encasillar a la gente ni bien la conozco; prejuzgarla con todos mis prejuicios, los heredados los del ambiente y los adquiridos a voluntad; para luego descubrir con asombro cuan lejos puede estar uno de su propia imagen.
Mariana suele andar por la casa en ropa interior, a la madre le molesta bastante pero es una costumbre que nos quedo de la gloriosa temporada en que alquilamos nuestro nidito de amor. A Rubén parecía no molestarle, en realidad la veía muy poco, siempre estaba con sus ojos fijos en Margarita y eventualmente en mí. Quería preguntarle que le pasaba por la cabeza cuando se quedaba mirando con una sonrisa muy parecida a la del Guasón; embobado. Habría sido muy descortés de mi parte.
No encontré nunca un tema de conversación, nada nos unía y a este tipo además de Margarita solo parecía importarle Dios.
La cruz que colgaba siempre de su cuello tenia un tamaño desproporcionado para ser un adorno elegante, tal vez no para su fe; a mi me hubiera tapado el pecho y un solo eslabón la fe.

-“Es un amigo de la iglesia”- dijo Marga y cruzaron lento el comedor hasta la cocina.
Rubén sebo mates durante un largo rato, apenas tomaba uno cada dos o tres que le daba a ella; tiene una gastritis crónica y un solo matecito genera en el un largo dolor; dolor que parecía ignorar mientras la servia como su lacayo.
Se fue haciendo tarde y parecía no pensar irse jamás. Yo me quede sentado frente a la computadora como si nada y vi como Doña Marga iba preparando el sofá-cama que esta en el comedor.
¿Pero que paso? No era la primera vez que Marga llevaba un hombre a su casa para pasar la noche con este. Entonces sí era un amigo. Seguí sentado frente a la compu esperando para ver que pasaba. - “Perdón” - dijo cerca de las hs0:30 y se quito los pantalones. Los doblo y los dejo sobre una silla, una vez dentro de las sabanas se quito la camisa y se tapo hasta el cuello, no sin antes hacer una pequeña plegaria casi a escondidas; eso me molesto un poco. ¿Cómo alguien que lleva una enorme cruz colgada del cuello se avergüenza de rezar frente a otras personas? Claro, a mi me parece estúpido, pero si la fe es verdadera y fuerte…
Apague mi maquina como a las hs2:00, el sueño me ganaba desde hacia una hora, pero era divertido incomodar a este “amigo de mi suegra”. Esa noche dormí bastante mal, me sentía perturbado pero no lograba entender bien el por que; cerré los ojos unas mil veces tratando de conciliar el sueño y otras mil los abrí buscando ver lo que la oscuridad ocultaba. En un momento salí de la cama con cuidado de no despertar a Mariana, me incline frente a la puerta, me puse de rodillas ante ella, como rezándole pero mis ojos no miraban al cielo, espiaban por el hueco de la cerradura. Busque a Rubén en una oscuridad tan turbia como mis sentimientos de ese momento. No lo vi. Salí de la habitación, encendí la luz del antebaño y con el reflejo hurgue sobre el sofá-cama. Hay estaba, de cara a la pared tapado hasta la cabeza, con una rigidez que me pareció fingida. ¿Me habría espiado el a mi? Tuve esa sensación por un segundo, fui al baño y de vuelta en la habitación cerré con llave, deje esta puesta y a media vuelta, impidiendo que él mirara hacia adentro y yo hacia fuera.

Cuando desperté eran más de las hs10:00 y solo yo estaba en la casa. Doña Marga y su amigo estarían ya camino a misa, una muy larga, pasaban más de cuatro o cinco o mil horas en la iglesia. Mariana trabajando y sobre la mesita de luz encima de mis diarios viejos una nota: ¿“Pelotudo por qué cerraste con llave? me levante medio dormida y no entendía nada. Hoy tengo doble turno, llego las hs23:00 Te amo Mariana”
Pase todo el día pensando en el gordo loco y fisgón.

Esa semana llamo todos los días a la misma hora, Doña Marga no cumple un horario fijo, es empleada domestica, trabaja en lugares diferentes cada día en la semana, dos de sus patrones son mas jóvenes que ella, hay también un matrimonio. Le cuentan sus cosas toman mate y veces se retrasa en casa de ellos, no estoy seguro con cual.
A las hs22:00 todos los días. -“No, marga no esta”- dije. -“Ha bueno graziaz Ben. Que dioz te bendiga y dezile que me llame cuando llegue zi?”- Si sabia que no estaba, si sabia que nunca estaba a esa hora ¿para que llamaba? y además me decía ben, como si tuviéramos una larga relación de confianza ¿Y que dios te bendiga? ¡A vos gordo loco si yo no creo en dios!

¿Y amor le preguntaste a tu mamá por el gordito? ¿Por qué durmió en el comedor? ¿Ya le anda haciendo falta… no?
Mariana no me contesto ninguna de las preguntas que le hice, y resumió toda respuesta en un calido - “Que te importa”-.
Si que me importa, todo me importa; el tipo se saco los pantalones prácticamente en mi cara y toda la semana me llamo Ben, tiene que preocuparme ¿No?
El sábado siguiente las cosas se invirtieron, él estaba hay primero. Entre de costado, con la mano izquierda sostuve el mosquitero y con la derecha empuje la puerta; entonces entendí que amen de la panza de Rubén, esa era la única manera de pasar sin que el resorte del mosquitero empujara a este sobre los tobillos. Esta vez la situación parecía un recorte de un momento cualquiera en la natural vida de una familia. Rubén se adelanto y me saludo con una sonrisa, yo lo imite sin más. Tomamos mate toda la tarde los tres, dijo que en la Biblia había alguien que se llamaba Benjamín y yo agregue que también en la Biblia aparecen muchas otras personas que viven setecientos u ochocientos años, y que con esa referencia de no ser porque me gusta mucho mi nombre lo cambiaria por Max Power, que seguramente no figura en ese librito.
Me tire en el piso de costado y di vueltas mientras moría de risa; aunque no pareció causarle demasiada gracia el acto igual sonrió y dijo -“Ezte Benja…”-
Salieron a comprar algo para la merienda (estábamos merendando desde medio día) y al volver con unas ricas galletitas y facturas media hora mas tarde, Rubén estaba empapado en grueso sudor como si hubiera corrido una maratón, y apenas habrían caminado unas diez cuadras en total. Mariana llego cuando estábamos cerca de la décimo octava pava de mate. Quedaban todavía algunas facturas de las menos agradables, él se comió la mitad de las más sabrosas y yo la otra.
Prácticamente me arrastro hacia la habitación; en la estación de servicio le toca trabajar turnos que por falta de personal están mal armados, trabajan ocho horas un día con cuatro de descanso en el medio y otras doce horas de corrido, y ni hablar de las veces en que falta la persona encargada de hacer el relevo, tiene que quedarse dieciséis horas que jamás son pagadas como horas extras. Estuvimos encerrados alrededor de una hora, tiempo en el que disfrutamos tremendo desgaste físico. Un poco porque ya pasaban dos días desde nuestra última colisión intima y otro poco para molestar a Rubén; agité la cama y los sonidos más que de costumbre.
A las 21:00 estábamos cenando los tres más el gordo loco que no cenaba sino que continuaba la merienda o esta el almuerzo o el desayuno o algo así. El res-ó, yo re-í. Se preparó un te con edulcorante antes de acostarse.
Prendí mi maquina en la habitación especulando que al no estar yo presente se vería libre de escapar a la conciencia del pecado que mi mirada despertaba. Seguramente daría unas vueltas y silenciosamente penetraría la habitación de Doña Marga. No paso. A las dos de la madrugada seguía insomne, Espié por el ojo de la cerradura, sin llave desde que Mariana la escondió, y no desenmascaré ningún movimiento. Parado en la puerta del baño olfatee la oscuridad y encontré a Rubén tan sospechosamente rígido como la ultima vez. ¡Mierda! pensé, ¡Ya lo voy a agarrar!
A las cuatro desperté exaltado, transpirado hasta los pies y asustado. Como un ángel flote desde la cama hasta la puerta y espiando por debajo de esta solo pude ver la luz de la habitación de Margarita apagarse. Espere unos segundos, estaba pasmado. “Tengo que confirmarlo tengo que saberlo tengo que asegurarme tengo que denunciarlo destaparlo y divulgarlo”. Abrí la puerta y encendí la luz de la habitación, no lo encontré en el ante-baño y tampoco en el sofá-cama, espere, ¿Estaban haciendo el amor? Si. No podían solo tener sexo, ¡estaban haciendo el amor! Mi piel se puso de gallina al oír el susurro, camine lento, flote como un ángel y lo vi. Tuve miedo, mucho miedo y fui a la cama, estaba helado ya.

Esa imagen me acompaño toda la semana, se lo conté a Mariana una y otra vez, y ella me dijo que estaba loco; que todo lo había soñado seguramente, o inventado. Pero yo lo vi, estaba de rodillas en la cocina, algo había pasado entre ellos. Rezaba y se condenaba una y otra vez, todo estaba muy oscuro, negro, pero yo lo vi. Escuche sus ruegos, pedía perdón. Ya no sabia que es lo que había pasado entre ellos exactamente, pero lo vi y tuve miedo cuando volteo y él me miro.
No llamó en toda semana, ni una sola vez. Esperé pero no llamó. El sábado fuimos con Mariana que tubo franco a casa de mi mamá, llegamos muy temprano, almorzamos allí, tomamos mates toda la tarde con mis hermanos y a la noche vimos una película donde un cura deja embarazada a una chica del pueblo, la lleva a abortar, esta muere y el oficia en su entierro. Comimos pizza y nos quedamos a dormir.
De vuelta el domingo por la mañana nos dieron la noticia. Estaban comprometidos. Esa misma tarde llevarían los anillos para que el padrecito los bendiga. Todavía no habían fijado fecha para el casamiento, pero ya estaban comprometidos.
Benjaminduarte12 de febrero de 2008

5 Comentarios

  • Briseida

    ¡Vaya! Cómo retuerces las historietas, unos acontecimientos anodinos los reconviertes en ....en....yo que sé, en algo más de lo que hay. te pones a contar detalles y meriendas y más detalles y segurito que ahora pasa algo y ....nos mantienes alertos a los lectores. Eso me gusta Benjamín.

    12/02/08 08:02

  • Mejorana

    Me quedo don la frase: resulta bastante más efectivo empezar creyendo que son todos una porquería , y, como una cebolla, ir quitándole las capas que la cubren, algunas pronto te hacen llorar, y otras sólo tienen mal olor.
    Es un relatomuy bién trazado y además interesante.
    Felicidades

    12/02/08 08:02

  • Mejorana

    Veo que has llegado hoy a la página.
    Bienvenido y que tengas mucha suerte

    12/02/08 08:02

  • Briseida

    ¡Ah! No sabias que era "el nuevo" hasta que tu llegaste "la nueva" era yo. Bienvenido benjamín.

    12/02/08 11:02

  • Benjaminduarte

    Muchas gracias. En cuanto tenga un minuto libre leere los sullos.

    13/02/08 04:02

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