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Ayahuasca



Los sonidos graves rebotan en su hígado. Las luces de todos los colores y sabores penetran desde sus oidos hasta los pies danzantes. Un sonido hipnótico, reiterativo y dulzón inunda el ambiente.
Finales de julio, una noche algo fresca para lo avanzado del verano, pero aún así se respiraba vivo, pleno. Los jóvenes se veían sonrientes, divertidos, con algo luminiscente que agitaban con las manos.
Por unos minutos Friederich desconectó de lo cotidiano, de esas pequeñas alienaciones diarias que nos desdibujan. Nunca le gustó bailar, pero aquí buceó, se movió sin sentido pero acompasado, era como un ícaro renacido.
- ! Federico, Federico! sal de ahí que tenemos que irnos a casa, se nos durmió Federiquito.
- ! Fedeee!
Fede, acompañado de una sonrisa tonta salió de la masa bailonga. Se sentía bien, ligero. Los seis minutos que pasó dentro de la muchedumbre buscando la dichosa pelota de Federiquito fueron eso, hermosos.
Quien le iba a decir que a sus 49 años disfrutaría tanto de la música dance, ¿quién?
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BLUESS 18-1-2015

Bluess15 de febrero de 2015

2 Comentarios

  • Serge

    Me has hecho danzar bajo los efectos del ayahuasca. Sería muy bueno saber desconectarse del mundo por un momento sin tener que recurrir a bebedizos o cosas así, pero todavía nos falta conocernos.

    Un gusto leerte.

    Abrazos.

    Serge.

    20/02/15 03:02

  • Bluess

    Zenkius Serge, a lo mejor nos basta con dos o tres cervecitas,jeje, sin tener que ir al Amazonas, que hay mucho mosquito y eso.

    26/02/15 02:02

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