Lya
Y entonces se queda, y me quedo al lado.
Siempre un delicioso regreso.
Preciosos versos, donde a pesar de la espera, de la huida de ese alguien, aparece una paz y una tranquilidad que se resuelven con una bocanada del humo de ese cigarrillo.
Un abrazo.
01/04/09 05:04