TusTextos

El Sol de Patagonia.

Quiero contarte que existen cuentos de hadas y de príncipes y princesas de fantasía.
Puedo decirte que muchos reinos de hoy, de ayer y de mañana no son sino la manifestación de la desmedida ambición de la soberbia humana.
Sé que existen espejismos que hacen parecer real lo que no existe.
Y sé que algunas cosas existen aunque no las veamos.
Y que como dice la canción “aunque no lo veamos el Sol siempre está”.
El Reino de Patagonia no es cuento de hadas, no es un espejismo, es un antídoto contra las aspiraciones desmesuradas de otros reinos. En realidad el Reino de Patagonia es una obra de arte.
Quizás era la isla situada más allá del Mar Dulce, al sur de las tierras emergidas, en las que reinaba el gigante Pathagon. Aunque Pathagon fueran los muchos caciques que gobernaban a los pueblos de esta isla que resultó no ser tal. Hasta que el papa Alejandro quiso darle un rey cristiano. Ya para entonces el Mar Dulce era el río Jordán, porque cruzarlo significaba marchar al Paraíso siguiendo la ruta al que señalara el Dante, y los césares, que tales eran los señores de la Tudesia, se bautizaron en él, para fundar la Nueva Roma en la Nueva Jerusalén, en las antípodas de la antigua, porque la batalla del Monte Geddon ya era historia.
Como rezan los Libros de Tude, el princeps guiará al pueblo de los hijos de Athair haciendo camino en pos del Sol.
Y frente a esta situación el rey de Castilla con el beneplácito papal concedió el gobierno de estas tierras australes a un noble galaico portugués de la casa de los princeps de la Tudesia.
Primer dilema: Si los princeps eran los césares no correspondía a la corona de Castilla un reino regido por príncipe cristiano pero si la Ciudad de los Césares no se manifestaba el Reino de Patagonia era uno más de los reynos de Indias.
Segundo dilema: Destronados los borbones la corona de Patagonia no debidamente acristianada correspondía ser revertida en el papado, pero reinando un césar Patagonia era un reino cristiano de pleno derecho por la Gracia de Dios.
La corona inglesa se manifestó herética, desconoció las Bulas Alejandrinas y se apropió ilegítimamente de tierras australes que jamás le correspondieron, en África, en Austrasia, en América.
Los poderes de la Francia le siguieron. Los reyes de la cristianísima Francia fueron destronados y reemplazados por gobernantes que ya no lo eran por la Gracia de Dios, sino por el poder conferido por sus representados. Y con gran desparpajo, cinismo e hipocresía instalaron un monarca en Patagonia.
Entonces la Iglesia comenzó a tallar un fino encaje, a cincelar un primoroso bordado de la política, una auténtica obra de arte de la diplomacia simbólica, cosiendo y juntando retazos de lo que remedaba el caos primordial. Su Santidad recibió con honores de príncipe a un hijo de criolla chilena nacido al oriente de Los Andes, hijo y nieto de los caciques de la más grande confederación indígena que conoció esta parte de las Américas. Su nombre de bautismo: Ceferino. Ansiaba ser ordenado sacerdote. Mucho tiempo después sería consagrado beato de la Iglesia Católica.
Pero Ceferino murió en Roma, y la construcción colapsó como castillo de naipes. Aunque Inglaterra y Francia tomaron nota… con cara de distraídos.
Un siglo más tarde un nuevo cincelado se hizo urgencia porque los poderes de Europa, tozudos, contrariando lo pactado con S.S. tras la invasión de Las Islas en 1982 construyeron allí una gran base militar, desde la cual pretendían apropiarse de la Patagonia para luego hacerse dueños indiscutidos de la Terra Australis Incognita y sus aún ignorados fabulosos recursos naturales. A veces las obras de arte de la diplomacia simbólica deben labrarse con premura. La Iglesia encaró entonces una búsqueda cuyo resultado fuese incontestable por los pretendientes que el Viejo Mundo pudiese postular a una eventual testa coronada en este extremo republicano del Planeta.
Se buscaría
• un auténtico noble de sangre real,
• miembro de la Casa de la Tudesia,
• familiar de aquel a quien los reyes de Castilla asignaran las tierras australes,
• pero que además fuese criollo viejo
• y de sangre americana.
• Que además habitase en Sudamérica y no en Europa,
• Pero que fuese americano y europeo (¿!!!?)
• y que además pudiese demostrar tener su interés y sus intereses en la región,
• y que además sus ancestros tanto americanos como europeos hubiesen habitado sin discontinuidad estas tierras desde tiempos anteriores a aquellos en los que por vez primera se ofendiera a Patagonia.
• Y que además su lealtad a la Iglesia de Roma fuese manifiesta e indiscutida.
• Y que además…
Y nadie para objetar nada. Porque además…
Si la independencia de las naciones de esta parte de la América encontró inspiración y apoyo en la profana Logia Lautaro, con el apoyo de Inglaterra y la inspiración del pensamiento de Francia se habría de establecer otra nueva logia secreta –esta vez religiosa- para llevar a cabo la búsqueda y hallazgo –con el auxilio divino- de tan singular individuo a quien ungir, coronar y consagrar rey de Patagonia por la Gracia de Dios. Y haciendo alusión a la anterior construcción, fue denominada Logia San Ceferino, y su símbolo fue también el Sol. Fue premonitorio. Aunque no lo veamos el Sol siempre está.


Sor María Ceferina.
Londres, 31 de febrero de 2056.
Ceferino24 de febrero de 2016

1 Comentarios

  • Paulitinamente

    Qué pasada !
    Que enriquecedor y esclarecedora Historia .
    Saludos de una galaica hispana

    24/02/16 10:02

Más de Ceferino

Chat