Cuando mi cuerpo cae sobre el tuyo, sintiendo lo que jamás sentí antes y teniendo la mejor de las conexiones, es ahí donde más te extraño. Al finalizar el día, sintiendo el peso de las responsabilidades, lidiando con otras personas, siempre espero por tu calor, que no te esperes mucho en acariciarme, porque nada me reconforma más que lleves arriba. Puedes ignorar mi mirada, fingir que no llegamos hasta aquí, pero no dejes pasar una noche más, anhelo por tus brazos, tanto que no soy capaz de soportar tanto tiempo sin ellos. La silueta de tu cuerpo yace en la cama, creyendo que me darás la energía que siempre me das y que no puedo contener. En la oscuridad quiero que nos entendamos mejor, que hablen mis manos, que tu cuerpo sienta la reacción, que descubras la falta que me has hecho.

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