¿Qué demonios había hecho mal, o no había hecho? ¿En qué punto había elegido el cruce de caminos equivocado? ¿Cuantas veces había sido el equivocado? ¿Realmente se había equivocado o de hecho tenía que salir mal? Salir mal. ¿Qué era salir mal?¿cuando era lo que no quería que sucediese aunque fuera inevitable?¿o cuando metía la pata hasta el fondo aunque fuera todo un éxito? Una montaña rusa sin descanso emocional. Una vagoneta sin control ni conductor, con subidas y bajadas escribiendo un camino sinuoso había sido su continuo peregrinar. Lejos de ser sólido y duradero, sentía que su interior a medida que giraba la inexorable saeta del reloj, se convertía en humo que abandonaba su cuerpo y lo dejaba vacío, exhausto, sin sentimiento ni bueno ni malo, sólo un espectro de lo que en algún momento pensó ser y no fue. Fiel a sus principios era de los que pensaba que las loas o los desprecios, los agradecimientos o las quejas, en vida. La hipocresía no había tenido nunca cabida en su credo, lo cual no evitó que una contenida lágrima deslizara de repente veloz por su mejilla, desapareciendo al caer en el abismo de su tristeza.
