Bien entrado el crepúsculo,
inspiro todos aquellos deseos
que ansío haya en mi círculo
y de los que mis anhelos son reos.
Me dejo llevar paseando entre rocas
tapizadas de viejas algas y salitre,
sobre un entramado de narices y bocas
que no es ajeno al vuelo del buitre.
Siento bajo mis pies arena
que con su calor templa mi alma,
a la vez que mis impulsos refrena
dejando mis pensamientos en calma.
Me dejo acariciar por la suave brisa,
acunar por la resaca sobre piedras de playa,
mientras en mi mente veo tu sonrisa
que la bruma no consigue hacer que se vaya.
Huelo a húmeda hierba fresca ,
y su dulce aroma me embarga
llevándome a la abrupta montaña de pesca
liberándome de toda mi carga amarga.
Oigo las alegres rimas del agua
haciendo cabriolas en el arroyo
lejos del tañido de la fragua,
que sobre cantos hacen su apoyo.
Siento la inmensidad del valle,
un hormigueo tras aullido del lobo,
que no evita que salga a la calle
y me quede recluido en adobo.
Deleito en tus rizos mis dedos,
tomando prestada tu fuerza y tu luz
ahogando en ellos mis miedos
y esquivando a un tiempo mi cruz.
Ya vislumbro la sonrosada aurora
y guardo toda ambición secreta
cediendo el bastón a la mente censora
que un día más me introduce en su carpeta.
Querido amigo, esto si que es poesia. Tan bonita, tan delicada, tan comunicativa. Me ha encantado, porque he recorrido contigo esos lugares y sentido esos olores y sentimientos. Muy bien. Te felicito. Saludos
