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Barrotes de Hueso

Seis meses, para algunos un periodo fugaz, pero para mí es todo un martirio. A los 78 años de edad sufrí un accidente en un automóvil, lo que fracturo mis huesos, laceró mi piel y rompió mis costillas, pero lo más importante sucedió en mi cabeza, el golpe fue tan potente que logro penetrar el casco y provocó un TEC, significa; traumatismo craneoencefálico& hasta el momento no tenía idea del término, resulta que si se tiene un golpe de tal magnitud se produce una hemorragia masiva en la zona cerebral, provocando edema, necrosis, dañando los lóbulos a su paso y al cabo de poco tiempo tu cerebro deja de funcionar, o eso es lo que los doctores asumieron en mí, pero se equivocaron.
Llevo seis meses en una cama de hospital, conectado a 19 tubos; los conté ya que no hay mucho con que entretenerse aquí, mis ojos tienen que ser manipulados todos los días para evitar resequedad, mis brazos y piernas deben ser contraídas y estiradas en las mañanas y las tardes para que no se atrofien, mis uñas deben ser cortadas, mi barba afeitada, mi cuerpo limpiado, mi cabello lavado y mi pañal cambiado, si& las personas en mi situación no pueden controlar los esfínteres, por lo que todos los días me defeco encima, francamente estar en coma da asco. Aún así todo lo descrito anteriormente no se compara con el aburrimiento, todos los días durante seis meses he pasado en cama aproximadamente 43.800 horas; 2.628.000 minutos o 157.680.000 segundos.
Los días son monótonos, en la mañana los pasantes de medicina compiten por limpiar mis desechos y administrarme alimento por un tubo, duermo el resto de horas hasta la tarde, cuando mi familia llega para asegurar su parte de la herencia que piensan dejaré, todos unos idiotas egoístas que no se preocupan por nadie más que por sí mismos, su visita no hace más que empeorar el día, al finalizar los 10 o 15 minutos que se quedan, las enfermeras suelen entrar a mi habitación para cambiarme de bata y humedecer mi rostro, usualmente las escucho cotillear sobre sus compañeros de trabajo o acerca de sus jefes, sus chismes podrían llenar un libro de 300 páginas sin problema, sinceramente esto es lo más interesante que sucede en el hospital y en mi día a día.
Extraño la sensación de una ducha, el sabor del mate, el mareo que el tabaco provoca y sin duda extraño la lectura, si tan solo supieran que sigo aquí, atrapado en una cárcel hecha de piel y huesos, hubiera preferido haber muerto en aquel accidente, odio cada minuto que paso aquí, seis meses esperando a que alguien escuche mis gritos. Mi familia decidió privarme de libertar para verme agonizar, no entiendo porque no me han desconectado si a nadie le importo, lo más probable es que descubrieran que toda mi fortuna será donada y busquen una forma para que cambie de parecer. Los doctores han realizado muchos tratamientos pero ninguno ha funcionado, hace un par de días hablaron de una operación riesgosa, lo más probable es que fallezca en el proceso, espero y mi hijo la consienta, Andrés siempre fue alguien indeciso, torpe e incapaz de tomar una decisión coherente, tengo la esperanza de que por una vez en su vida escoja la mejor opción y me deje morir en el quirófano.
Al parecer la operación fue consentida, Andrés escogió bien, en este momento las enfermeras están preparando el quirófano y los doctores hablan en mi habitación, según ellos el mejor escenario después de la cirugía es una vida con la mitad de mi habilidad cognitiva y motriz, espero y los doctores fallen lo que es más probable considerando la tasa de riesgo del procedimiento. Me llevan al quirófano, los doctores parecen resignados, como si no tuvieran la esperanza de salvarme, me siento tranquilo viendo sus rostros.
Hora de inicio: 7:00pm
Ajustaron mi cabeza a una máquina, el cirujano al mando dio sus palabras de ánimo, parece que va a realizar un agujero en mi cabeza& esto es raro, mi cabeza siente el frio del taladro, oh mierda&Siento el metal, ¡estoy consciente!, ¡paren!, porque nadie me escucha, intento gritar con todas mis fuerzas y aun así no logro llamar su atención. Poco a poco siento como mi cráneo es perforado, mi hueso rindiéndose ante la máquina. Un dolor inexplicable pasa por mi mente, me arrepiento de todo lo que he hecho mal, solo alguien máteme, puedo percibir las pinzas manipular mi cerebro, ¡estoy sufriendo! Que alguien pare esto, por favor ¡sáquenme de aquí!, no hay manera de describir la angustia que siento&
Hora final: 12:00pm
Estuve 5 horas con la sensación de impotencia más fuerte que he tenido, mientras que los médicos me causaban un trauma de la manera más cruel y desmedida, en todo el tramo del procedimiento rogué la muerte a todos los dioses que conocía y ninguno me escucho, sigo vivo, el procedimiento no funciono&
La cama del hospital vuelve a ser mi fosa y este cuerpo mi ataúd.

-Alejandro Herrera vivió 92 años y murió por el descuido de un enfermero, Donde sea que esté sabemos que el viejo nunca agradeció tanto la negligencia-
Conticinio18 de julio de 2018

4 Recomendaciones

1 Comentarios

  • Remi

    Muy buena historia Conticinio, me gusta como la has narrado.
    Saludos.

    20/07/18 06:07

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