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Entre Más Consciente Soy de Mis Patologías, Más Sano Me Siento

¿El hombre es malo por naturaleza? Cuando el mundo contemporáneo confronta al hombre del hipermodernismo, tal parece que la respuesta que se daría ante la anterior interrogante, sería: ‘por su puesto, el hombre es malo’. En esta respuesta giramos hacia la conducta humana, por lo cual, constatamos vicios de crueldad superior a la necesaria, que se aplica con demasiada frecuencia en cualquier estrato de vida. Pero ¿Será así?
Pues realmente no podemos, ni debemos, partir suponiendo una maldad genética en el ser humano, que por inercia le lleve a adoptar actos morales contrarios a una originaria actividad de bondad emanada de su más profundo ser. Aunque, por una extraña razón, el ser humano, posee una peculiar inclinación inexplicable a algunos actos de maldad. Resulta de vital importancia aclarar que el término maldad implica una jerarquía de estándares morales en cuanto al comportamiento humano, dentro de la cual la maldad es el menos deseado y la bondad es el más importante.
Por obvias razones, si vamos más allá de los actos de maldad o bondad, estaremos en la capacidad de palpar que lo dicho hasta el momento, es subjetivo. ¿Cómo es esto? Pues bien, aventurarnos a afirmar que el ser humano es bueno o malo ‘por naturaleza’ no quiere decir que la naturaleza le haya condenado o liberado; pero de lo que sí podemos estar seguros es que la naturaleza dotó al género humano de una capacidad innata a su ser, la libertad, la cual puede hacer que se incline ya sea a la maldad o bondad en algún acto moral. Por ello, al analizar esto, para una persona consciente de su humanidad, captará que todo el actuar humano es responsabilidad de su propio ejecutante, pues obra de manera libre. Si trascendemos el mero hecho físico de la maldad humana, descubriremos que el acto humano que por sí mismo es malo, dice de una corrupción profunda, donde actúan dos movimientos: el acto libre del querer hacer y el hecho de consumar la acción.
Estamos ante un problema de conducta moral. Hoy más que en otros tiempos, la persona humana, se siente libre, sin ataduras, sin frenos que cuarten su libertad de elegir sobre sí o los demás; es de lamentar que este libre albedrío se ha corrompido, pues en nombre de la libertad, se cometen actos que no van acorde a la ley natural que rige el mismo actuar humano. Parece que el hombre no necesita más de la moral, puesto que se vislumbra como un ser que se basta así mismo, tal y como nos lo dice Protágoras: el hombre es la medida de todas las cosas. Si la ‘razón’ es la que rige la vida de toda persona, entonces ¿Por qué hay corrupción en su corazón? O será acaso que ¿sólo soy yo y mis circunstancias? tal como Maslow nos enuncia. Nos parece normal que se hagan actos malos porque deben suceder así y no hay persona alguna que lo impida. Pero ¿Qué es lo normal?
La sociedad de hoy tal parece que se ha acostumbrado a los actos malos y parece que es ‘normal’ la aparición de cuerpos sin vida, de abortos libres, de guerras justificadas. Por ello pregunto ¿Acaso la sociedad está enferma? O ¿Nuestra capacidad de mirar la bondad ha muerto? Evidentemente es un hecho incuestionable el que todos seamos libres, pero hasta donde mi libertad es una patología que me lleva no sólo a atentar contra el otro, sino también con mi autodestrucción. Siendo así, considero que estamos llamados a ir más allá de lo ‘normal’, por decirlo así, deberá entrar en la conciencia misma de la persona humana. Pero ¿En qué norma debemos basarnos? Y ¿Hasta dónde lo normal se transforma en anormal?
El ajuste o adaptación son respuestas pasivas del individuo a la cultura, al medio ambiente externo. Y ¿si se trata de una cultura enferma? Tal parece que es un problema evolutivo, pues de telón de fondo tenemos la adaptación a un estilo de vida, no importando el medio para adquirirla o la lucha interna para establecerla. Si nos rige la ley natural de la adaptación, entonces ¿Por qué el único ser racional, actúa de manera irracional en momentos su vida? Desde un peculiar punto de vista, nuestra cultura que está evolucionando, está en ‘crisis’. Si miramos al hombre como homo viator notaremos un germen de esperanza ante la adversidad, puesto que no es un ser determinado por su cultura, ni por la evolución, ni por el régimen económico que aparentemente está rigiéndolo, ya que el hombre es un ser en formación. Y no está determinado, como muchos lo creen, ya que no es un ‘producto’ de la evolución, sino más bien el regente de todo el cosmos.

atte. su amigo Danhielu
Dahnielu05 de diciembre de 2009

2 Comentarios

  • Motorpsico

    Me has dejado sin palabras, por eso me lo llevo a mis favoritos... Saludos.

    05/12/09 04:12

  • Dahnielu

    Gracias por leerlo, cuidate mucho y estaremos produciendo más.

    05/12/09 05:12

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