TusTextos

Pensamientos de un Suicida

Hola. Me llamo Cam, tengo 14 años y acabo de escribir mi última carta. Estoy encerrado en mi cuarto y mis padres no están en casa. He atrancado mi puerta con una silla y algunos libros. Está lloviendo. Tengo la ventana abierta para que entre el agua de lluvia. Pero no es la lluvia, sino mis lágrimas, las que intentan borrar las letras de mi nota de suicidio.
Nadie sabe que estoy aquí encerrado, ni lo que quiero hacer. Sin embargo, sé que el cielo será el único que llorará por mí esta noche. Porque después de tantas mentiras, por fin he comprendido que nada importa realmente. Todos sufrimos, ¿y para qué? Para que un drogadicto con pistola te arranque la vida en un callejón oscuro por el dinero de tus bolsillos. O para que un borracho te rompa el cuello con el coche. O para que un día, después de haberlo deseado durante años, la Muerte decida llevarte con ella por fin.
Todos nacemos para morir. Y la vida no merece la pena, créeme. La sociedad se las apaña para destruir cualquier pizca de felicidad que pueda asomar a tu vida. Y luego te hunde en la más profunda miseria, dejándote respirar solo lo justo para poder volver a hacerlo.
Lo siento. Sé que no te interesan los últimos pensamientos de un suicida. No tienes por qué seguir leyendo esto, tan solo es una carta, una explicación para el que la necesite. Aunque es difícil de explicar por qué he decidido esto. No soy feliz, pero mi vida no es de las peores. Simplemente he comprendido que la vida no merece la pena. La muerte quizás tampoco, pero eso no lo sé.
Ya estoy harto de fingir que me creo las mentiras de la gente. Y ya es hora de desaparecer. Noto que la hora se acerca. Un trueno me devuelve a la realidad.
Mierda. He arrugado la carta. Disminuyo la presión y estiro la nota. Lo mejor que puedes hacer después de leerla es tirarla al fuego. O incluso antes de leerla.
Dejo la nota sobre la mesa y cojo la navaja. La he afilado esta mañana. Se ha mojado un poco del agua de la lluvia, pero eso me da igual. Me seco las lágrimas y me siento en el suelo. Escupo con desprecio al mundo, a la gente, al cielo y su estúpido Dios, y al infierno y al maldito Satán.
Coloco la navaja sobre mi muñeca izquierda. Sonrío con ironía al ver que me tiembla el pulso. Oigo un trueno. Contaré hasta tres. Uno, dos…
Tres.
La sangre resbala por mi brazo y respiro profundamente. Duele, pero no me importa. Hago lo mismo con la otra muñeca y la lluvia trata inútilmente de impedírmelo.
Me empiezo a quedar sin fuerzas. Suelto la navaja. Oigo la puerta de casa. Mis padres.
Me estoy mareando. Alguien intenta abrir la puerta. Tras varios intentos mi madre chilla, histérica, que abra. Aunque quisiera ya no tengo fuerzas.
Todo se empieza a poner blanco. Una última lágrima resbala por mi pálido rostro. Lo último que veo es el rojo de mi sangre, mezclada con la lluvia, a mi alrededor.
Darksmile18 de abril de 2014

2 Comentarios

  • Superandoloimposible

    Veo que no soy la única que habla del suicidio. Me ha gustado mucho, por como explicas las razones y todo. Y, sobretodo, por terminar con la muerte. Muy buen escrito, saluudos!!

    19/04/14 12:04

  • Voltereta

    Me gusta como has llevado la trama y sobre todo el fina,l abierto a un nuevo texto.

    Un saludo.

    19/04/14 11:04

Más de Darksmile

Chat