El DÍa En que MorÍ
El da en que mor, mam cambiaba el tapete de la cocina; por pura casualidad y lejos de estar brindndome aquel detalle, eligi mi favorito, ese malva de flores azules. Cambia ya ese tapete-vociferaba mi abuela siempre que lo vea-, es de cuando dios andaba por mundo-acababan ella y mi madre a la vez, que ya se lo saba de memoria.
Eran las diez y media, aun no era momento de empezar a echarme de menos.
El da en que mor, Fernandito se masturbaba frente al monitor, y se la guardaba en seguida al or a mam llamar para la cena. Yo no iba a mirar de todos modos.
El da en que mor, papa miraba el reloj de vez en cuando. Dnde cojones est la nia?
La nia estaba lejos, haba estado toda la tarde dando un paseo en coche. Haba tenido un mal da. La camiseta de tirantes que la amordazaba estaba sudada, no saba si era de su ex, o del amigo. La cogieron del maletero, y tras limpiar con ella, la sangre de su rostro, la usaron para acallar sus gritos.
El da en que mor, Mara estaba disgustada, por ciertas fotos que Alfredo haba subido, abrazado a una morena en la discoteca. Como siempre, al ver algo as, Mara me telefoneo, pero esta vez su amiga del alma no estuvo ah para or sus penas, tena cosas ms importantes que hacer, como intentar sobrevivir.
Cuando aquella noche, Mariano, mi ex, me tendi en el suelo, fue muy diferente a la primera vez. Mis brazos y piernas estaban amarrados, y nada pude hacer para evitar que aquella roca afilada, empezara a intimar con mi masa cerebral. Me agarraba de los pelos, y con fuerza, volva a estrellarme. La segunda vez fue la que ms doli, la tercera apenas la sent, y las doce restantes las vi desde un ngulo distinto.
La noche en que mor, Mariano me bajo los pantalones hasta los tobillos, y sin el menor atisbo de culpabilidad, empez a follarse a aquel cuerpo inerte de cabeza amorfa. Luis, su amigo, miraba nervioso a todos lados, venga, date prisa, me toca.
La noche en que mor, mam llamaba angustiada a todas mis amigas, y apoyaba sus codos sobre la mesa, toc con los dedos el tapete y record que ese era mi favorito. Pap se pona el abrigo para salir a buscarme. Fernandito, preguntaba a sus contactos del Messenger, si me haban visto. Matas Prat hablaba en las noticias de un nuevo brote de gripe A registrado en Espaa, y Luis y Mariano, cogan del maletero una garrafa de agua, de cinco litros, para limpiar sus manos y uas de tierra. Un metro y cuarenta y dos centmetros ms abajo, mi cuerpo yaca sin vida, y mi mvil sin cobertura ni batera.
La noche en que mor, mi asesino lleg a su casa, se prepar un sndwich, y cambi su frase en el tuenti: Todo lo que empieza, acaba.
La semana en que mor, mi padre lloraba vindome en cada nia de quince aos. Mi madre sala en la televisin, con lo que siempre odi ella eso, y Matas Prat, hablaba de m. Mis amigos fueron al campo a buscarme, con comidas para los descansos, y con provisiones, por lo que pudiera alargarse la bsqueda.
Estaba Jorge, estaba mi Nury, la Gloria, estaba Mara, que entre su ruptura con Alfredo y mi desaparicin, senta que se le caa el alma, estaba Mariano, y estaba su amigo Luis.
El mes en que mor, la noticia lleg a todas las esquinas del pas, la polica buscaba a ciegas. Mam perdi siete kilos, pap no hablaba ms que a la prensa. Fernandito pasaba las horas llorando sobre mi cama agarrado a mis peluches. Y Mariano se emborrachaba en fiestas, contando chistes y siendo el centro de atencin.
A los dos meses, nadie recordaba mi nombre, y carteles de se alquila piso, cubran mi rostro ya olvidado. Dejaron de buscarme.
El ao en que mor, Fernandito repiti curso. Pap se volvi ms estricto y exigente, y mam, mam casi se viene conmigo. Mara consigui aprobar las oposiciones. Mariano empez a trabajar de repartidor. Jams sinti lo que hizo el da en que mor.
Aos despus mientras mam caminaba, al cruzarse con una chica percibi el perfume que yo utilizaba, eso le hizo sonrer, y pensar, equivocadamente, que yo segua viva, que algn da me encontrara. Naci entre mis parientes ms cercanos la idea de una temprana independencia. Algn motivo habra para no haber dado explicaciones. Mariano sonrea feliz. Mi cuerpo solo eran huesos, el no me permiti conocer la vida, y el sonra y era feliz. Acab con mi vida, y de algn modo, con la de mi gente.
Pero no pasaba nada.
Era tan solo, algo ms que olvidar.
Al menos, en el corazn de quienes me recuerdan, me hice eterna, eterna desde aquella noche en la que mor.
-
Emme
DEBENETASH... que decirte?... ya recuerdo porque te tengo como favorito. Tu texto es excelente y sorprendente. As abordado un tema que desgraciadamente muchas chicas sufren a diario. Lo leía y sentía escalosfríos lograste transmitir el dolor y la impotencia de esa alma ante la sombra injusta de la muerte. Muy duro... felicitaciones realmente muy bueno...
09/10/10 04:10
-
Debenetash
EMME: Muchas gracias Emme. Senti la necesidad de escribirlo al recordar que nadie recuerda a los desaparecidos en cuanto la tele deja de hablar de ellos. Un saludo.
13/10/10 05:10
-
Mary
Sobrecogedor O_O realmente me estremeci al leer este relato. El como
lo cuenta ella y pensar que ese infierno lo han sufrido tantas chicas.
Tu ya conoces los casos que se han dado en España por ejemplo.
Una cosa que me gusta mucho de como escribes es que estamos en la
misma onda, es decir, nos entendemos.
21/10/10 11:10
-
Debenetash
MARY: Siempre me han hecho pensar. Una chica desaparece, y en el momento en que lo hace, la vida de todos es exactamente como siempre, sin sospechar que están a punto de cambiar de un modo demoledor, ¿sabes? los minutos que transcurren desde que desaparece hasta que notan que ha desaparecido, ella es la unica que sabe lo que está viviendo. Muere, y al cabo de los meses la victima cambia de nombre, ya no es morena, es rubia, ya no es una desaparecida mas de un pueblo, sino de otro, pero tambien se olvidarán de esa, y otra ocupará los carteles de otras ciudades.Las cosas no se pierden hasta que dejamos de buscarlas, entonces, si están perdidas.
22/10/10 08:10
-
Debenetash
MARY: Jajaja y klaro que estamos en la misma onda, aqui no todos conoceran a Matias Pratt
22/10/10 08:10
